John Allen detecta, en un análisis publicado en National Catholic Reporter (5-06-2009), una significativa congruencia entre el mensaje que Benedicto XVI envió al mundo musulmán durante su viaje a Tierra Santa y el discurso de Barack Obama en El Cairo.
“La coincidencia entre Benedicto XVI y Obama durante sus recientes visitas a Oriente Medio casi simultáneas, en las que ambos utilizaron el mismo tono, sugiere una atractiva perspectiva geopolítica: así como Juan Pablo II y Ronald Reagan unieron fuerzas hacia un cuarto de siglo para vencer al comunismo, el papa y el presidente podrían ir otra vez mano a mano, en este caso para lograr un histórico acercamiento entre el islam y Occidente”.
A pesar de las diferencias en el contexto y en el estilo, hay varios puntos de intersección entre los discursos de Benedicto XVI y de Obama, que Allen resume así.
- “Llamada a un diálogo con el islam, con vistas a un nuevo comienzo tras las divisiones del pasado.
- Visión de Tierra Santa como un lugar de coexistencia entre judíos, musulmanes y cristianos.
- Considerar la violencia y el extremismo como una perversión del Islam.
- Apoyar la solución de dos Estados para el problema israelí-palestino.
- Invitación a que se proteja la libertad religiosa y otros derechos humanos en las sociedades musulmanas, incluyendo una democracia de mayor alcance y el reconocimiento de los derechos de la mujer.
- Aceptación de que algunos rasgos corrosivos de la modernidad occidental han dado motivos a los musulmanes para una legítima sospecha.
- Oposición al militarismo y al uso dela fuerza para resolver las disputas.”
Allen advierte que Benedicto XVI ha matizado su enfoque de las relaciones con el islam desde su controvertido discurso en Ratisbona hace tres años. Aunque el Papa no ha dado marcha atrás respecto a la necesidad de integrar fe y razón, ahora está expresando una visión más positiva respecto a las relaciones con el islam, que se ha convertido en una de sus prioridades, y su principal ejemplo del cambio de énfasis del diálogo interreligioso hacia un diálogo intercultural.
Allen reconoce que Benedicto XVI y Obama no cantan la misma canción. “Para Benedicto XVI, un objetivo primordial de una ‘alianza de civilizaciones’ es que los musulmanes y los cristianos unan fuerzas contra el secularismo occidental. En parte, esto implica una oposición conjunta a algunas de las políticas sociales liberales que Obama representa: en aborto y anticoncepción, en derechos de los homosexuales, etc.”.
Pero, por otra parte, “el hecho de que Benedicto y Obama representan distintas caras de Occidente -Obama el progresismo liberal, Benedicto la voz de la tradición religiosa y de la convicción moral- puede ser la mejor prueba de que su apertura al islam no es una moda pasajera o partidista, sino un movimiento profundo de las placas históricas”.
Y ya está habiendo respuesta por parte del mundo islámico. Allen recuerda la iniciativa jordana por la cual líderes religiosos y estudiosos islámicos mantuvieron un diálogo en el Vaticano (cfr. Aceprensa, 10-11-2008). Cita también al imán Yahya Hendi, capellán musulmán en la Universidad de Georgetown, para quien la actitud de Benedicto XVI y de Obama “puede no cambiar las mentes de los terroristas, pero puede influir en los jóvenes musulmanes que no saben qué pensar” y “proporcionar a los moderados del islam un terreno en el que situarse”.