Eduardo Bruera, director del área de atención a enfermos terminales del MD Anderson Cancer Center de Houston, ha concedido recientemente una entrevista a El Mundo en la que ha resaltado la necesidad de integrar los cuidados paliativos en los sistemas de salud. Según el médico, que ha participado en programas sobre este tema en diversos países de Europa, en Latinoamérica y en India, la importancia de los cuidados paliativos ha tardado en ser reconocida “porque el planteamiento universal de los hospitales y facultades de Medicina está basado en enfermedades, no en pacientes”.
Bruera se ha referido también a la situación en España, donde sostiene que existen profesionales de la salud bien preparados y capaces de advertir la importancia de los cuidados paliativos. Sin embargo, explica el experto, las unidades de que disponen los grandes hospitales resultan insuficientes: “Si tenemos una Unidad de Cuidados Intensivos, y servicio de Urgencias, ¿por qué no hay unidades de cuidados paliativos?”. Para remediar esta situación, dice, “es cuestión de que cada español reclame su derecho a una atención digna en los momentos finales de su vida”.
En cuanto a América Latina, donde algunos pequeños núcleos intentan implantar los cuidados paliativos, Bruera resume el estado de cosas diciendo que existe “mayor necesidad pero peor acceso”. Según expone, dos factores determinan este panorama: “Por un lado, la pobreza; allí no hay la misma cobertura sanitaria que en España y las familias están obligadas a comprar las medicinas y pagar por los servicios que reciben”. Luego, porque “no hay aún una cultura de que estos tratamientos -los cuidados paliativos- son necesarios, porque la gente se muere más joven que en España y de patologías que aquí son curables”.
En cuanto al cuadro sobre el que los cuidados paliativos resultan necesarios, Bruera ha explicado que “es importante paliar primero los dolores físicos, ayudar al paciente a que respire mejor y tenga menos dolor; y después aliviar y acompañarle en el sufrimiento psicológico, porque el fin de la vida es universalmente doloroso”.
En la entrevista, el experto se ha referido a otros aspectos de su experiencia junto a enfermos terminales y sus familias.