La postura mayoritaria es que existe una vida humana desde la concepción

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Mientras el gobierno español insiste en proponer una ley de plazos sobre el aborto aduciendo la “demanda social”, una encuesta de la Fundación BBVA revela que el 44% de los españoles cree que existe una vida humana desde el momento de la concepción y otro 12% piensa que es a partir de los 15 días. Solo el 21% responde que a partir de los 3 meses y un 12% en el momento de nacer.

La encuesta de la Fundación BBVA pretende reflejar las percepciones de los europeos ante la biotecnología. La investigación, que se ha realizado en nueve países de Europa seleccionados en función de su peso demográfico y de la variabilidad asociada a las creencias religiosas (España, Italia, Polonia, Francia, Reino Unido, Alemania, Dinamarca, Holanda y Austria), ha tenido en cuenta 13.500 entrevistas.

Respecto de la opinión sobre el comienzo de la vida humana individual, el sondeo recoge que en Italia y Polonia el 52% de los ciudadanos lo sitúa en el momento mismo de la concepción, postura que también obtiene mayoría relativa, aunque con porcentajes más bajos, en España (44%), Alemania (38%), Francia (35%), Austria (33%) y Reino Unido (32%). Sólo en Holanda y en Dinamarca alrededor del 40% opina que la vida humana comienza a partir del tercer mes de la concepción.

Respecto a cómo hay que considerar al embrión, en seis de los nueve países la posición que obtiene mayor aprobación relativa es la que afirma que el embrión humano de apenas pocos días tiene la misma condición moral que un ser humano. En España, esta es la posición mayoritaria (30%), junto a otro 13% que lo considera “más cercano a un humano que a un conjunto de células”. Los que lo consideran “un conjunto de células sin condición moral” son el 22%.

Sólo en Dinamarca y Reino Unido una mayoría relativa -37% y 26% respectivamente- lo equipara a un conjunto de células sin condición moral, mientras que en Holanda las respuestas se inclinan por una “posición intermedia entre un conjunto de células y un ser humano”.

El estudio también ha considerado como variable la adscripción de los entrevistados a una creencia religiosa. Los creyentes (con independencia del credo que profesen) tienden a ser más respetuosos con la vida humana naciente, mientras que los no creyentes tienden a percibir la condición del embrión como más cercana a un conjunto de células que a un ser humano.

Opiniones sobre las células madre

La encuesta ha reflejado el bajo conocimiento que se tiene en Europa sobre las células madre embrionarias, pues una comprensión elemental del tema debería suponer que se haya visto, leído o escuchado alguna información a propósito, y que se sepa que no es posible extraerlas de los embriones humanos sin la destrucción de éstos. Alemania es el país donde mejor se conoce el tema, aunque apenas registra un 28% de población informada. España, con un 17%, se sitúa en una posición intermedia dentro de la lista de nueve países.

Alemania, el país más informado, es justamente el que más reprueba la investigación con células embrionarias. El estudio señala, asimismo, que la posición dominante entre todos los países es la de una “aprobación tenue”, y añade en seguida que la respuesta “mejora” cuando se introduce “un estímulo específico”. Éste, que consiste en preguntar si no debería apoyarse el intento de encontrar “cuanto antes” tratamientos eficaces contra enfermedades como el alzheimer o el parkinson, provoca que se muevan “todos los países a la zona de aprobación” (menos Austria, y haciéndolo Alemania tímidamente).

Dado el bajo nivel de conocimientos acerca de las células madre, las percepciones de la mayor parte de la población hacia la investigación con embriones se basan no tanto en conocimientos específicos como en valores, imágenes y criterios morales y religiosos. Al hablar de células troncales, la encuesta solo tiene en cuenta las embrionarias, y no hace ninguna pregunta sobre las células madre adultas.

Investigación con embriones

Otra conclusión es que el uso de embriones creados específicamente para la investigación recibe un rechazo bastante generalizado (solo obtiene aceptación mayoritaria en Dinamarca), mientras la utilización de embriones sobrantes de tratamientos de reproducción asistida es más aceptada en casi todos los países, menos en Polonia y Austria. Pero importantes segmentos de población no se resuelven por una postura definida.

De esto último resulta particularmente representativo el caso de España, donde frente a un 35% que aprueba el recurso a los embriones sobrantes, existe un 22% que lo rechaza y otro 22% que no sabe o no contesta. En cuanto a la creación de embriones, el estudio señala que “la posición de España aparece algo desplazada de la que le correspondería por creencias religiosas dominantes: aunque la posición mayoritaria es el rechazo nítido (un 30% aproximadamente), no se alcanza la intensidad de oposición que se observa en la mayoría de las sociedades”. También se consigna que los “no creyentes” españoles exhiben de modo más radical su ausencia de reservas hacia la utilización de embriones que los no creyentes de otros países.

En la misma línea, y a propósito del diagnóstico genético preimplantatorio, la encuesta de la Fundación BBVA ha hallado que la opinión general muestra menos reticencias ante su aplicación para la detección de enfermedades de transmisión genética que cuando se pone al servicio de propósitos eugenésicos (selección del sexo o de otras características físicas del bebé).

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