La Santa Sede ha pedido con firmeza que cese la persecución a que están siendo sometidos los cristianos por extremistas hindúes en algunos estados de la India, y, a la vez, ha querido manifestar que confía en el diálogo para mantener buenas relaciones con el hinduismo. Con este fin, el cardenal Jean-Louis Tauran, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, ha escrito un mensaje a los seguidores del hinduismo con motivo de Diwali, la fiesta de las luces, que este año se celebra el 28 de octubre. El mensaje se titula: «Cristianos e hindúes: juntos por la no violencia».
El cardenal propone a los seguidores del hinduismo “considerar juntos cómo podemos vivir en armonía en la sociedad actual, dando testimonio de la verdad, de la luz y de la esperanza celebradas en Diwali. Mientras las religiones son acusadas a menudo de ser las responsables de los males de la sociedad, sabemos que es más bien la manipulación de la religión que, en oposición a sus convicciones fundamentales, se utiliza para llevar a cabo actos de violencia”.
Mons. Tauran subraya que el rechazo de la violencia es una actitud común del cristianismo y del hinduismo. “Para los cristianos, en el Sermón de la Montaña Jesús exhortó a sus discípulos a amar a sus enemigos, a rezar por los que los odian. (…) En la tradición hindú, la no violencia es una de las enseñanzas más importantes. Mahatma Gandhi, el padre de la nación india, es respetado y tenido en gran consideración en todo el mundo (…) merced a su dedicación total al servicio de la humanidad. Durante su lucha por la libertad, se dio cuenta de que si se aplicase el principio ‘ojo por ojo, todo el mundo estaría ciego’. En su vida elaboró, entre tantos otros, el concepto de ‘Ahimsa’ (no violencia)”.
Gandhi, prosigue el cardenal, fue “un modelo de no violencia y una guía con el ejemplo hasta el punto de sacrificar su vida por su rechazo a comprometerse con la violencia”.
“La no violencia no es solamente un recurso táctico, sino la actitud de los que, como dice el Papa, ‘están tan convencidos del amor de Dios y de su potencia’, que no tienen miedo de afrontar el mal con las únicas armas del amor y de la verdad. El amor a los enemigos es la revolución del amor, una revolución que fundamentalmente no depende de la capacidad humana, sino que es un don de Dios”.
“Muchas religiones impulsan la no violencia. La no violencia es central en nuestras creencias como medio de promoción de la verdad, la iluminación, el respeto recíproco, la libertad y la armonía. Como líderes religiosos, llamados a afirmar la verdad que se encuentra en nuestras religiones respectivas, tenemos que alentar la no violencia entre nuestros seguidores y sostenerla en sus acciones”.
“Hagamos todo lo posible -concluye Touran- para fomentar el carácter sacro de la vida humana, el bien de los pobres y los débiles y para colaborar, mediante el diálogo, a que se respete la dignidad de todos los seres humanos sin distinción de raza, casta, credo o clase. Los hindúes y los cristianos, sobre todo en la situación actual, tienen que rendirse al amor sin reservas, convencidos de que la no violencia es el único camino para construir una sociedad global más compasiva, justa y atenta a los necesitados”.