Colonia. La política a favor de la familia se perfila como uno de los temas más importantes de cara a las elecciones generales que se celebrarán en Alemania el próximo año. Para ser uno de los países más ricos y que más invierte en la familia, Alemania ha obtenido poco hasta ahora: es uno de los Estados con el índice de fecundidad más bajo (1,32 hijos por mujer en 2006). Si quiere seguir siendo un país de alta productividad, Alemania tiene que mantener una elevada formación profesional y académica. Una de las medidas que se discuten actualmente es la de facilitar la inmigración de profesionales cualificados, también de países no europeos.
El Gobierno federal ha desplegado un gran número de medidas para favorecer la natalidad y también los medios de comunicación están fomentando una mayor aceptación social de los niños (cfr. Aceprensa 3/08). Se invierten anualmente 189.000 millones de euros en la política familiar. También se ha creado un Centro federal para analizar y valorar los resultados de las ayudas familiares. Y algo empieza a cambiar. En 2007 nacieron más niños que en el año anterior, en vez de disminuir cada año como ocurría antes.
Una de las causas de esta mejora se atribuye a que el 9,6% de los padres han decidido aceptar la ayuda estatal que les permite pasar, por los menos, dos meses o más en casa ocupándose del recién nacido sin tener serias desventajas financieras. El 25% de los padres que acepta esta ayuda dedica entre tres y once meses al hogar y uno de cada cinco aparca su profesión durante un año. Las madres piden el permiso parental en el 86% de los casos.
Empresas favorables a la familia
Cada vez más, el empresario deberá ser consciente de la repercusión de la vida laboral en la “salud familiar” de sus empleados. Desde hace ya diez años la Fundación Hertie promueve la “auditoría familiar” de empresas y ya son más de 600 las empresas, instituciones públicas y universidades que han llevado a cabo esta auditoría. En el período de un año, 63 empresas han sido reauditadas con el fin de mantener su capacidad de apoyo familiar a los empleados.
La ministra federal de la Familia, Ursula von der Leyen, está muy orgullosa de los resultados obtenidos, como manifestó a la prensa a finales de junio: “Las empresas e instituciones certificadas manifiestan cómo una compañía puede ser consciente de la familia y tener éxito económico al mismo tiempo. De este modo marcan una tendencia en la economía innovadora. Estoy convencida de que muchas empresas seguirán este ejemplo. La afinidad a las familias se ha convertido en una marca de reconocimiento para la industria alemana, ya que cada vez más jefes de personal reconocen que la empresa que tiene en cuenta las necesidades de los padres va por delante y dejará detrás a la competencia”.
Los límites de la tutela estatal
Para ampliar la red de guarderías, el Gobierno federal invertirá 4.000 millones de euros hasta 2013. En 2007 fueron 321.000 los niños menores de tres años que tuvieron acceso a algún tipo de custodia extrafamiliar. A partir de 2013 se prevé que aquellos padres que no deseen o no puedan llevar a sus hijos a una guardería reciban una ayuda mensual del Estado.
Un asunto cada vez más debatido en Alemania, también en los medios de comunicación, son los límites de la tutela estatal. Esta cuestión es relevante ya que repercute de un modo indirecto en la percepción social de lo que es o lo que no es la familia.
Durante 2007, un total de 28.200 niños, algunos de ellos bebés, pasaron a la tutela total o parcial del Estado, ya que sus padres no son capaces de ocuparse de ellos. La Constitución alemana atribuye al Estado la tutela de los niños en el caso de que los padres sean incapaces de mantenerlos y de educarlos. El Jugendamt es la oficina que se encarga en cada ciudad de velar por esta tutela. Es habitual que el Jugendamt llame a la puerta del hogar si nace el sexto o el séptimo hijo para preguntar a los padres si son conscientes de su responsabilidad. En algunos casos el Jugendamt puede conseguir, con la ayuda del juzgado, que algunos hijos pasen a la tutela estatal.
Ya existen dos casos de familias que han recurrido al Tribunal Europeo de Derechos Humanos para defender el derecho de ocuparse de sus hijos y han obtenido una indemnización de 50.000 euros. Ciertamente, no es fácil emitir un juicio definitivo; en cualquier caso, mucho depende de los Jugendamt y de la habilidad con la que se juzga cada caso.
La ayuda económica que mejor entienden las familias y que mejor funciona es la desgravación fiscal. Las propuestas del partido liberal (FDP) para las elecciones de 2009 van mucho más allá de las propuestas de los partidos democristianos (CDU/CSD) o del Partido Socialista (SPD): por cada hijo, una desgravación fiscal de 8.000 euros anuales.
Esta vía permite que sean los padres los que decidan cómo organizarse y atender sus necesidades familiares, en vez de que sea el Estado el que invierta cada vez más y con impuestos más elevados en estructuras y redes de guarderías.
Cuando la ministra Ursula von der Leyen anunció que faltaban 700.000 plazas de guardería en Alemania, se agitó el debate público sobre la necesidad de la expansión de este servicio. Hay quienes, como la periodista Eva Herman, autora de El Principio de Eva (cfr. Aceprensa 62/08), dan razones para mostrar que durante los primeros tres años de vida lo mejor para el niño es que sea atendido en su casa y no en una guardería.
Como bien dice Daphne de Marneffe en su libro Maternal Desire. On Children, Love and the Inner Live: “Todo nuestro debate sobre las guarderías no nos dice nada sobre la satisfacción de los padres y del hijo, y esta es quizás la única medida sobre su éxito. Quizá es tan difícil hablar sobre la felicidad porque las personas tienen modos muy distintos de ver las cosas”.