Vuelta por fin la carta que los demócratas presentarán a las presidenciales, se van perfilando los grandes debates que deberán afrontarse en las elecciones. Se habla mucho de Irak, la economía, la sanidad… Pero también está la siempre viva cuestión del aborto. ¿Y qué piensan Obama y McCain sobre el tema?
Innegable dificultad, asunto muy complejo, desgarradora cuestión moral… Estos han sido algunos de los calificativos con los que Barack Obama se ha referido durante las primarias al espinoso tema del aborto. No ha sido este uno de los asuntos preferidos de la agenda de un candidato que, no obstante, no ha dudado en adornar su candidatura de religiosidad.
El pasado de Obama no dejaba muchos resquicios a la duda sobre su tendencia: en el estado de Illinois se opuso en dos ocasiones a la legislación que buscaba definir como personas a los bebés que sobreviven a abortos.
Al principio de la recién concluida nominación, los dos candidatos demócratas se mostraron muy cautos al tratar del aborto. Sin embargo, la búsqueda del voto más liberal hizo que se olvidaran los matices. Un punto especialmente álgido fue el alcanzado en Pensilvania: “Yo tengo dos hijas de seis y nueve años -afirmó Obama- y pienso enseñarles antes que nada los valores y la moral, pero si cometen un error, no querría que fuesen castigadas con un niño”. No era una simple gaffe en el torbellino de la campaña: la misma idea fue reafirmada pocos días después ante las cámaras de la CNN.
Para Barack Obama el aborto es una cuestión de “justicia reproductiva”, y “uno de los más elementales derechos que poseemos” (Wall Street Journal, 5-06-2008). El senador de Illinois ha llegado a decir que le gustaría firmar una ley de libertad de elección destinada a anular las leyes federales y estatales que limitan el aborto en algunos estados, incluida la prohibición federal del partial-birth abortion y la prohibición de la financiación pública del aborto.
Con estas posturas tan definidas no es extraño que uno de los más importantes lobbies pro abortistas del ámbito demócrata (Emily’s List) y NARAL, el principal grupo nacional que defiende el derecho al aborto, se hayan pronunciado a favor de Obama.
De todos modos, la voz entre los demócratas dista mucho de ser unánime. Existe un lobby con un notable peso en el partido llamado “Democrats for Life of America”. A él pertenecen entre otros Eunice Kennedy Shriver, hermana de John y Bob Kennedy, y Alveda King, nieta de Martin Luther King, además de otros senadores del partido. Están convencidos de que la izquierda americana no gana elecciones precisamente por sus posturas radicales a favor del aborto, que les hace perder votos. La clave de acción de este grupo reside en el intento de unir a los demócratas pro life y pro choice para promover políticas sociales que puedan reducir el número de abortos
Un McCain indefinido
Por el lado republicano, ¿qué piensa hacer John McCain con el aborto si llega a ser presidente de los Estados Unidos? De las declaraciones que ha hecho no es fácil extraer conclusiones. El pasado 5 de junio Gannett News Service sostenía que el senador por Arizona considera que la sentencia Roe vs. Wade “debería ser revocada, pero que él no buscaría una enmienda constitucional que prohíba el aborto”.
Sin embargo, el 19 de noviembre de 2006 McCain dijo a George Stephanopoulos, periodista de la ABC, que “estaba a favor de una enmienda constitucional que prohíba el aborto con algunas excepciones de riesgo para la vida de la madre, violación e incesto”. ¿Cuál es su verdadera opinión ahora? McCain no se ha expresado aún como candidato y de forma clara acerca de esto.
Junto a todo ello, hay que tener en cuenta que tampoco en el bando republicano faltan sectores condescendientes con el aborto.
Nombramientos en el Tribunal Supremo
La postura del futuro presidente sobre el aborto podría influir en la composición del Tribunal Supremo. Muy probablemente, al próximo presidente le tocará en suerte nombrar dos nuevos jueces del Tribunal, en sustitución de dos miembros de cuya jubilación por edad y salud ya se habla. Se trata de Ruth Bader Ginsburg, de 74 años, nombrada en 1993 por Bill Clinton; y del más veterano de los jueces, John Paul Stevens, de 87 años, cuyo nombramiento corrió a cargo de Gerald Ford en el ya lejano 1975. Ambos jueces pertenecen al ala liberal de la Corte y consideran el aborto un derecho.
La Corte se compone de un Juez Presidente y ocho Jueces Asociados, todos propuestos por el Presidente y confirmados por el Senado. Los cargos son vitalicios, aunque los jueces pueden renunciar cuando lo deseen. Teniendo en cuenta la división sobre este tema en la actual Corte, expresada por última vez en la condena del llamado partial-birth abortion por cinco contra cuatro, resulta evidente la relevancia de estas elecciones en el ámbito del derecho a la vida.
¿Cambiará el discurso electoral demócrata?
Mostrarse a favor del aborto en el seno del partido demócrata capta votos de los sectores más liberales pero excluye la posibilidad de ser apoyados por el sector más pro vida. Y ahora que Obama es ya el candidato oficial del partido demócrata, ¿suavizará sus posturas para ganar ese sector más centrista? Hay muchos que piensan que sí. Según Adrian Wooldridge, corresponsal para Washington de The Economist, “Obama seguirá siendo favorable al aborto, pero de cara a las elecciones de noviembre, deberá conquistar el voto del centro, para lo cual volverá a hablar de patriotismo, de unificar el país y de superar la batalla cultural”.
El factor generacional también influirá posiblemente en esa contención del discurso de Obama. Entre los 130 ó 135 millones de estadounidenses que acudirán a las urnas en el próximo otoño, un 20% serán menores de 30 años. Y según algunas encuestas recientes, los jóvenes americanos son más pro vida que la generación anterior.