Atender a las diferencias, para lograr la igualdad

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Hace algunos años parecía que no tenía sentido volver a plantearse si debía haber alguna alternativa a la coeducación. Ahora, en cambio, la educación diferenciada por sexos reaparece en el panorama educativo, como un medio de alcanzar un mejor rendimiento académico. El diario El País (13-02-2008) refleja esta nueva situación en un reportaje de Mª Antonia Sánchez-Vallejo.

Colegios para niños y para niñas. Separados por clases o según las materias. En todo el recorrido educativo o sólo en algunos tramos. La educación diferenciada, o single-sex education, se abre paso como una alternativa al modelo estándar de coeducación, o educación mixta.”

El reportaje recuerda que en los últimos años se han implantado iniciativas de este estilo en escuelas públicas de Alemania, EE.UU., Canadá, Australia, y en países latinoamericanos. En algunos casos, como en Washigton D.F. se ha hecho para luchar contra el fracaso escolar en escuelas “fallidas”. En Berlín, se optó por la separación en las clases de ciencias y matemáticas, para favorecer que más mujeres eligieran estas materias al acabar los estudios de secundaria.

El diario madrileño recoge las opiniones de expertos como María Calvo, autora de libros sobre el tema. Esta profesora universitaria mantiene que la educación diferenciada por sexos favorece la igualdad: “Para lograr la igualdad hay que tener en cuenta las diferencias, para que las diferencias no se conviertan en limitaciones”. Por ejemplo, recuerda que en España solo un 24% de chicas accede a estudios de ingeniería.

Las conclusiones del informe PISA no dejan lugar a dudas: en matemáticas los chicos españoles están 9 puntos por encima (11, la media OCDE) de sus compañeras. En comprensión lectora, en cambio, las adolescentes españolas adelantan en 35 puntos a los chicos, porcentaje similar al promedio de la OCDE.

En España hay unos 150 colegios de enseñanza diferenciada, todos en el sector no estatal. La mayor oferta de enseñanza diferenciada por sexos es la de Fomento de Centros de Enseñanza, con 34 colegios -20 concertados- y un centro mixto de bachillerato, con un total de 22.000 alumnos.

Su director general, Juan Curcó, declara: «Vivimos en una sociedad plural. La clave está en la demanda, y esa demanda existe. Nuestro modelo de enseñanza, que atiende a los diferentes ritmos madurativos de los sexos, ha dado muy buenos resultados, así que no entiendo que se nos acuse de discriminar. Sería discriminatorio enseñar de manera distinta a niños y niñas, o exigir menos a uno de los sexos. Pero el programa es el mismo, los profesores también… «.

Esa demanda existe por el alto índice de rendimiento académico de estos centros. José María Barnils, responsable de la Asociación Europea de Centros de Educación Diferenciada, afirma que «en comparación con los países de nuestro entorno, ahora vamos con retraso, no hay más que ver las iniciativas de algunos estados alemanes, como Renania-Westfalia, que se plantean seguir el modelo de Berlín, o Estados Unidos, donde hoy hay 366 escuelas públicas single-sex, frente a la media docena escasa de 2003. Porque la coeducación puede funcionar muy bien en algunas materias, pero en otras coadyuvar al fracaso escolar, sobre todo en secundaria y especialmente en los chicos, que pueden situarse hasta 20 puntos por debajo de las chicas en ciertas asignaturas», sentencia Barnils.

¿Hay diferencias biológicas y neurológicas entre ambos sexos que justifican modos de aprendizaje diferentes? Según Hugo Liaño, jefe del servicio de Neurología del Hospital Puerta de Hierro de Madrid, hay diferencias en el desarrollo y maduración de los hemisferios cerebrales. Lo que distingue educativamente a chicos y chicas son «estrategias cognitivas diversas, es decir, vías y tácticas diferentes para aprender lo mismo».

Una sentencia del Tribunal Supremo de 2006 reconoció que es perfectamente legal que un centro concertado pueda ser de enseñanza diferenciada. Pero, a diferencia de lo que ocurre en otros países, la escuela pública española sigue imponiendo un modelo único. «No es legal excluir otro tipo de centros, pero la Ley Orgánica de Educación (LOE) opta claramente por la coeducación», señala Alejandro Tiana, secretario general de Educación.

El psicólogo Guillermo Ballenato, orientador psicopedagógico en la Universidad Carlos III de Madrid, es aún más categórico: «Medir el rendimiento académico es lógico, pero no es el único baremo. La educación diferenciada va contra el sentido común, no es de recibo, y aumenta la distancia entre hombres y mujeres porque dificulta la naturalidad de las relaciones.”.

Artículo original: Niños y niñas separados contra el fracaso escolar.

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