Palermo. A los treinta años de su difusión en Italia, crece la impresión de que la escuela mixta fue implantada sin estar precedida de suficiente experimentación pedagógica y que no ha dado los resultados esperados. Reuniones de docentes, libros científicos y reportajes periodísticos se hacen eco de este debate.
Cada vez hay más educadores interesados en comparar la escuela mixta con el modelo de la educación diferenciada por sexos, que parece dar mejores resultados. Una muestra de la nueva sensibilidad ha tenido lugar en un simposio en el Instituto Don Bosco de Palermo, en el que han participado la Facultad de Ciencias de la Formación de la Universidad de Palermo y otras escuelas. Allí tuvo lugar un debate en torno a los datos internacionales recogidos por Klement Polácek, profesor emérito de la Universidad Pontificia Salesiana de Roma.
Según Polácek, “la coeducación no ha logrado la paridad entre ambos sexos”. Don Paolo Fichera, director del Don Bosco, una de las escuelas mixtas más conocidas y prestigiosas de la ciudad, ha declarado que “la crónica de sucesos confirma lo que los educadores percibimos desde hace tiempo, y es que los chicos y las chicas no saben estar bien juntos. Es un problema que hay que resolver por el bien de su maduración afectiva y para que adquieran su identidad, también la de género”.
Fichera piensa que “una vuelta a la educación separada sería muy difícil. Las escuelas que optaron por esta línea pueden continuar por ella”. En cambio, las que adoptaron la coeducación deben “determinar en qué ámbitos es necesario separar a los chicos y a las chicas, sabiendo discernir con sabiduría las modalidades oportunas”.
Esta necesidad parece hoy un dato de experiencia, pero faltan por clarificar los tiempos y los modos. Los ecos de las experiencias realizadas en otros países son cada vez más frecuentes en la prensa. Últimamente han abordado este tema el semanario L’Espresso (“Separados en clase”), y La Tecnica della Scuola (“¿Clases mixtas? No, gracias”). Pero ya desde hace tiempo los principales diarios han lanzado señales en este sentido: “Clases unisex en la escuela? Aprobadas” (La Repubblica); “Separados en clase para estudiar mejor” (La Stampa); “Contraorden: en las clases de un solo sexo se aprende más” (Corriere della Sera).
También las editoriales especializadas comienzan a moverse. En Palermo, el pasado 3 de diciembre, fueron presentados dos libros, entre los primeros que afrontan el tema en Italia. Maschi e femmine a scuola. Le differenze di genere in educazione (SEI, Turín, 2007), ha sido coordinado por Giuseppe Zanniello, profesor ordinario de Didáctica y Pedagogía especial de la Universidad de Palermo. Además de ofrecer las aportaciones de Christina Hoff Sommers y Rosemary Salomone, presenta datos internacionales muy actualizados sobre la comparación entre escuela mixta y escuela de enseñanza diferenciada.
El segundo volumen, titulado La valorizzazione delle specificità maschili e femminili. Una didattica differenziata per le alunne e per gli alunni (Armando, Roma, 2007), recoge las actas del XXVI Convención de la Asociación Pedagógica Italiana (Palermo, 16-17 marzo 2007).