Que un niño sea difícil o hiperactivo cuando comienza la escuela no es necesariamente un mal augurio. Según dos estudios recién publicados en sendas revistas científicas norteamericanas, los alumnos de educación infantil con esos problemas, al cabo de los años son, por término medio, muy normales, sin diferencias significativas con los demás.
El primer trabajo, que aparece en el número de noviembre de Developmental Psychology, analiza las evaluaciones de desarrollo intelectual y social de unos 20.000 niños: calificaciones en matemáticas y lectura, conducta, atención, estabilidad emocional. Un equipo internacional, dirigido por Greg Duncan (Northwestern University), tomó los datos de seis amplios estudios previos realizados en las últimas cuatro décadas. Los investigadores identificaron a los niños que habían sido calificados de indisciplinados, antisociales o incluso violentos en la escuela infantil, y observaron su evolución en los años siguientes. El resultado es que al final de la primaria esos chicos eran estadísticamente iguales a sus compañeros: no se detecta correlación entre los problemas de conducta en las edades más tempranas y el rendimiento escolar posterior.
En cambio, los resultados académicos a los 11 años, casi al final de la primaria, guardan clara correspondencia con las notas en matemáticas al término de la etapa infantil (5-6 años). También hay correlación, pero menos clara, entre el rendimiento a los 11 años y la capacidad lectora a los 5-6. En ambos casos, prácticamente no hay diferencias entre niñas y niños.
El segundo estudio parece dar una pista para comprender los resultados del primero. Philip Shaw, del National Institute of Mental Health, y sus colegas observaron, mediante técnicas de diagnóstico por imagen, el desarrollo cerebral de niños con trastorno de déficit de atención o hiperactividad (TDAH). Este es, con gran diferencia, el diagnóstico más frecuente en niños problemáticos: se cree que en torno al 5% de los chicos de edad escolar.
Pues bien, el equipo de Shaw concluye que los cerebros de niños con TDAH se desarrollan normalmente, pero más lentamente en algunas zonas. Esto puede explicar por qué la mayoría de los chicos con ese trastorno lo superan en la adolescencia o antes. El estudio saldrá en un próximo número de Proceedings of the National Academy of Sciences, que lo ha publicado ya anticipadamente en su sitio de Internet.
Los dos estudios han sido recibidos con gran interés por quienes sospechan que últimamente se están “medicalizando” dificultades normales en muchos niños, simplemente porque ellos no responden a “las inadecuadas expectativas de madurez que algunos educadores ponen en los niños pequeños en cuento entran en el aula”, dice Sharon Landesman Ramey, directora del Center on Health and Education de la Universidad Georgetown (Washington, D.C.).
De todas formas, de los estudios no se desprende que los problemas de comportamiento o el TDAH no sean importantes ni que en ningún caso tengan consecuencias graves. Lo que indican es que tienen remedio y de hecho se remedian –quizás incluso “solos”– en gran número de casos. En palabras del Prof. Duncan: “En la escuela infantil, los profesores tienen medios para sortear estos problemas de conducta de manera que los niños que los padecen aprendan tanto como sus compañeros”. Esta afirmación ha sido muy discutida por algunos psicólogos, porque –alegan– podría llevar a concluir –erróneamente, a juicio de ellos– que, en los niños de esas edades, los problemas emocionales no necesitan tratamiento o estrategia pedagógica especial, como advierte Ross Thompson, profesor de Psicología en la Universidad de California, campus de Davis.