Berlín. A lo largo de la piel de Europa van supurando controversias siempre que alguna comunidad islámica expresa el deseo de construirse una mezquita. Tres ejemplos recientes son Sevilla, Marsella y Colonia. Es tan ingenuo como parcial circunscribir las discusiones al plano religioso. Allí, la cuestión no ofrece dificultad aparente en cuanto el liberal recuerda que la Unión Europea reconoce la libertad religiosa. Si el liberal es además cristiano repite el argumento: “para que se nos permita construir templos en países musulmanes, admitamos mezquitas en nuestros países”.
Sin embargo, la discusión está hecha una madeja. En Colonia, el párroco de San Teodoro, Franz Maurer, organizó una colecta el marzo pasado para ayudar económicamente a la …
Contenido para suscriptores
Suscríbete a Aceprensa o inicia sesión para continuar leyendo el artículo.
Léelo accediendo durante 15 días gratis a Aceprensa.