La salud mundial en números

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de publicar las Estadísticas Sanitarias Mundiales 2007, con información sobre 50 indicadores principales. Esta tercera edición incluye, además, una selección de diez temas clave y explica cómo se obtienen y se elaboran algunos datos. Pues los números redondos que suelen difundirse y sirven para espolear la conciencia del público y reclamar fondos para causas humanitarias resultan ser mucho más inciertos que como se da a entender.

Tal inexactitud no tiene nada de raro si se recuerda que la mayor parte de la población mundial y los peores problemas sanitarios se concentran en países donde la estadística está subdesarrollada. Por ejemplo, las tasas de mortalidad materna, que tantas veces se han invocado para abogar por la difusión de anticonceptivos y la legalización del aborto en países pobres, solo son realmente fiables en las naciones con registros de defunciones completos, que son el 35% de los 173 contemplados. En la mayor parte, cuatro de cada diez, advierte la OMS, los índices se estiman mediante modelos estadísticos de regresión, a partir de factores más conocidos -pero a su vez estimados- que influyen en la muerte de mujeres con ocasión del parto. En los demás casos se utilizan encuestas o censos (18%) o estudios sobre mortalidad de mujeres en edad fértil (8%).

Entre las cifras destacadas en el informe se encuentran proyecciones estadísticas sobre las causas de muerte en el mundo hasta 2030. Las cuatro primeras causas de muerte en 2030 serán cardiopatías isquémicas, infartos cerebrovasculares, sida y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Las previsiones del número total de muertes atribuibles al tabaco pasarán de 5,4 millones en 2005 a 6,4 millones en 2015 y 8,3 millones en 2030: más que el sida y el 10% o más del total. Se espera que las muertes por sida se incrementen desde 2,8 millones en 2002 a 6,5 millones en 2030, suponiendo que los fármacos antirretrovirales alcanzarán una cobertura del 80% en 2012. Y las previsiones apuntan a un aumento del 40% en las muertes por traumatismos entre 2002 y 2030, debido fundamentalmente a los accidentes de tráfico en países en desarrollo.

El documento de la OMS aborda también las desigualdades de salud y sus causas, tema importante porque “las medias nacionales a menudo enmascaran las diferencias dentro de los subgrupos y entre ellos”. Así, por ejemplo, una encuesta en Mozambique en 2003 mostraba que los cuatro factores que más influyen en que el crecimiento en los niños sea normal o no son: el suministro de agua potable (19%), la renta familiar (17%), el lugar de residencia (16%) y la ocupación de la madre (13%).

En cuanto al gasto sanitario por países y regiones, los datos reflejan que los 30 miembros de la OCDE suponen menos del 20% de la población mundial pero gastan el 90% de los recursos que se dedican a la salud. De media gastan un 11% del PIB en esa materia, en comparación con el 4,7% que dedican los países africanos y del sudeste asiático. Estas dos regiones, con el 37% de la población del planeta, soportan la mayor parte de la carga global de enfermedad (más del 50%, medida en años de vida perdidos) y gastan solo alrededor del 2% de los recursos sanitarios globales. Asia oriental (excluida Corea) tiene el 24% de la población mundial (China sola equivale al 20%), casi el 18% de la carga total de enfermedad y solo otro 2% de los recursos sanitarios mundiales. Las regiones de América y Europa, sin contar los países de la OCDE, suponen en el mundo el 12% de la población, el 11% de la carga y un gasto sanitario levemente inferior al 5%.

En la lucha contra la tuberculosis, las estadísticas de la OMS señalan que hay avances, aunque tanto en la detección de la enfermedad como en el tratamiento no se han alcanzado los objetivos fijados. Según las previsiones, la enfermedad, que ha rebrotado recientemente, parece estar en el umbral de un declive, y su incidencia es estable o cae en todas las regiones, incluida África.

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