Benedicto XVI regresa a sus raíces en Baviera
En la universidad de Ratisbona, donde fue profesor de Teología Dogmática entre 1969 y 1977, Benedicto XVI fue aplaudido de pie durante minutos por los cientos de profesores y alumnos que asistieron en el aula magna a su conferencia del 12 de septiembre titulada «Fe, razón y universidad». En ella, en la línea con lo afirmado ya en otras escalas de su visita, instó al diálogo entre las religiones y culturas, pero consideró que «una razón que es sorda frente a lo divino y que relega la religión a la categoría de subcultura es incapaz de participar» en dicho diálogo. El Papa consideró que reconocer la dimensión divina no implica echar por tierra los logros de la Ilustración ni tampoco cerrarse a la modernidad, sino más bien ampliar el concepto de razón.
Ese mismo día, en una homilía ante 250.000 personas, había considerado que desde la Ilustración por lo menos una parte de la ciencia trabaja infatigablemente para encontrar una explicación del mundo en la que Dios sea superfluo. «Pero una y otra vez se muestra que el ser humano no se comprende sin Dios y que el mundo, el amplio universo, no se comprende sin Él». Estas declaraciones fueron interpretadas por algunos medios como un rechazo a la teoría de la evolución, aunque ésta no fue mencionada en ningún momento y la Iglesia enseña que la evolución y la creación divina del mundo no tienen por qué oponerse.
El Credo, aclaró, «no es una teoría»; es el «encuentro entre Dios y el hombre. Dios, en el misterio del Bautismo, se inclina ante el hombre; nos sale al paso y de este modo nos acerca también a los unos con los otros». Por eso, afirmó, «quien cree no está nunca solo».
«¿Qué hay en el origen? -se preguntó el Papa-. ¿La razón creadora, el Espíritu que actúa y suscita el desarrollo o la irracionalidad que, privada de cualquier razón, produce extrañamente un cosmos ordenado matemáticamente? Los cristianos (…) creemos que en el origen está el Verbo eterno, la razón, no la irracionalidad. Con esta fe no tenemos necesidad de escondernos, ni temor de encontrarnos en un callejón sin salida».
La segunda parte del Credo, añadió, nos dice que «esa razón creadora es Bondad y Amor. Tiene un rostro. (…) Se nos ha mostrado como ser humano». «Hoy cuando conocemos las patologías y las enfermedades mortales de la religión y de la razón, la destrucción de la imagen de Dios a causa del odio y el fanatismo, es importante afirmar con claridad cuál es el Dios en que creemos y profesar convencidos este rostro humano de Dios. Solo así nos libramos del miedo de Dios, un sentimiento del que, en definitiva, nació el ateísmo moderno. (…) Sólo este Dios nos salva (…) del ansia frente al vacío de la existencia»
En Ratisbona, el Papa celebró también un encuentro ecuménico en el que destacó la imagen común de Dios de las Iglesias cristianas e instó a los cristianos de toda confesión a dar testimonio de la fe. Tras dicho encuentro, comentaristas de radio y televisión convirtieron en el tema principal que el Papa no hiciera ninguna afirmación acerca de la posibilidad de que católicos y protestantes celebren juntos en el futuro la Eucaristía. Este siempre es un tema candente en un país en el que existen numerosos matrimonios mixtos. Sin embargo, el obispo luterano Johannes Friedrich consideró que la disposición del Papa a celebrar un encuentro con otras Iglesias en el marco de una visita eminentemente católica ya es signo suficiente de voluntad ecuménica: «No estoy decepcionado, sino muy contento». Otro obispo luterano, Hans-Martin Weiss, expresó su convencimiento de que la «cordialidad y amabilidad» del Papa beneficiarán también a los protestantes, y señaló al mismo tiempo: «El mensaje que transmite es también nuestro mensaje».
Vicente Poveda____________________Ver primera parte de este reportaje: «Dar espacio a Dios en el mundo».