Hay que resistir a la trivialización de la droga

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Dos instituciones de España y Francia han alertado contra la difusión de drogas entre los jóvenes. En particular, el consumo de cannabis y de cocaína aumenta estimulado por un ambiente social que lo trivializa, como si no fuera dañino.

En España, advirtió la semana pasada Ignacio Calderón, director general de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), no se vivía una situación similar desde los años ochenta. El consumo de cocaína se ha cuadruplicado en siete años: de consumirla el 1,6% de la población se ha pasado al 6,9%; entre los jóvenes de 14-18 años, la proporción ha llegado al 7,2%. Así, hace cinco años el 27% de las peticiones de atención que recibía la FAD eran por cocaína; ahora son el 58%. La cocaína tiene que ver con el incremento de casos, entre los jóvenes, de esquizofrenia, paranoia y otros trastornos psíquicos, no porque los cause directamente, sino porque en personas predispuestas aumenta la probabilidad de que se declare.

Calderón también mostró preocupación por el consumo de cannabis, que se ha duplicado. Ahora lo consumen el 7,6% de los mayores de 15 años. Entre los jóvenes de 14-18 años, algo más del 25% son consumidores al menos ocasionales, y el 42,7% lo han probado alguna vez. La edad de inicio en esta droga está en torno a los 14 años. La FAD relaciona el mayor consumo de cannabis con el fracaso escolar y recuerda que esa sustancia es perjudicial para la salud.

Por eso Calderón lamentó la actual tolerancia hacia el cannabis y calificó de muy desacertadas las iniciativas -como la tomada en Cataluña- para permitir el uso terapéutico de la marihuana contra algunos síntomas en enfermos de cáncer. El director general de la FAD dice que ello lleva a los jóvenes a creer erróneamente que esa droga es inofensiva.

En un artículo firmado en el diario «ABC» (26-01-2006), Calderón advierte que «actualmente a los consumos de drogas se accede por motivos de origen social», favorecidos por el ambiente hedonista que enaltece el ocio y el individualismo. «Hasta hace poco las drogas marginaban. Hoy podríamos decir que entre muchos jóvenes son un elemento de integración».

El problema no se puede combatir sólo con terapias posteriores al consumo de drogas. Es necesaria la educación preventiva desde la etapa infantil, lo que requiere la participación de todos. «Padres, profesores, medios de comunicación, publicitarios (…) pueden contribuir a cambiar un ritmo social y unos hábitos que obligan a muchos de nuestros jóvenes, casi niños, a tomar decisiones para las que no les hemos preparado». Hay que enseñarles a tener «responsabilidad», «autocontrol», «capacidad para soportar las frustraciones», «a no sobrevalorar el ocio», etc.

El porro no es inocuo

En Francia se estima que, desde la edad de los 13-14 años, dos tercios de los alumnos han probado el cannabis y un 10% lo fuma con regularidad (280.000 consumidores regulares de menos de 18 años). La Academia de Medicina se esfuerza desde hace tiempo por dar a conocer los riesgos inherentes a esta sustancia, a menudo ignorados o trivializados. En un coloquio sobre este tema organizado por la Academia y las autoridades escolares de París, los expertos han explicado los efectos del cannabis, distinguiendo entre fumadores ocasionales y regulares (cfr. «Le Figaro», 24-01-2006).

El Dr. Phillippe Nuss, psiquiatra en el hospital Saint Antoine y coordinador de la consulta de adicciones, afirmó que en los fumadores ocasionales el cannabis perturba la motivación y los resultados escolares. Entre los fumadores regulares (más de tres porros diarios), provoca trastornos en la atención, en el control de los movimientos, dificultades para integrar informaciones complejas y puede precipitar la aparición de una esquizofrenia y hacerla más resistente al tratamiento. El Dr. Jean Costentin advirtió que «además , el cannabis consumido junto con tabaco crea dependencia a éste, lo que hace más difícil dejarlo». «En cuanto al riesgo de cáncer, el cannabis agrega su toxicidad propia, pues su combustión genera cuatro veces más de alquitrán».

Los usuarios regulares dicen que el consumo de cannabis les ayuda a integrarse con los compañeros y a olvidar sus preocupaciones, pero también advierten que les causa desmotivación, dificultades cognitivas, impresiones paranoicas, ansiedad. Por eso, el Dr. Nuss piensa que haya que abordar con ellos la cuestión en términos de beneficio y riesgo, para favorecer su responsabilidad.

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