Según un estudio publicado en la edición digital de «Nature Genetics» (5-09-2005), los cultivos de células madre embrionarias presentan mutaciones similares a las de los tejidos cancerosos. Esto confirma una de las dificultades observadas para el hipotético empleo terapéutico de las células madre extraídas de embriones: su crecimiento incontrolado y su propensión a formar tumores.
El estudio, dirigido por Aravinda Chakravarti, de la Universidad Johns Hopkins (EE.UU.), se hizo sobre 9 de 29 líneas celulares que, por haberse creado antes de 2001, pueden usarse en EE.UU. para investigaciones financiadas con fondos federales (una orden presidencial de aquel año prohíbe dar dinero federal para experimentar con células embrionarias, a no ser que los embriones ya hubiesen sido destruidos: ver Aceprensa 112/01). Los investigadores compararon células embrionarias originales, que se conservan congeladas, con sucesivas generaciones de células obtenidas a partir de ellas. Las células primitivas parecían normales, aunque algunas ya se habían dividido decenas de veces para dar lugar a nuevos cultivos. Pero las células descendientes de ellas van acumulando errores genéticos a medida que se suceden las divisiones. En ocho de las nueve líneas celulares se observan mutaciones frecuentes en los tejidos cancerosos humanos: segmentos cromosómicos duplicados, alteraciones del ADN mitocondrial y cambios «epigenéticos» o de la actividad del ADN.
Esto revela que sería peligroso usar cultivos de células madre embrionarias para injertarlas en un paciente. El riesgo es tanto mayor cuantas más divisiones celulares se hayan producido. Lo cual limita las posibilidades de uso terapéutico, pues resulta necesario que las células se vayan multiplicando en el cultivo hasta obtener un número suficiente para el trasplante.
Los autores del estudio concluyen que las líneas celulares dejan de ser seguras cuando llevan más de un año en cultivo, y que sería necesario realizar exámenes genéticos periódicos de los cultivos antes de usarlos en medicina. De todas formas, estas precauciones no resolverían el problema del rechazo -que solo se evitaría mediante clonación-, y tampoco es seguro -a falta de ensayos suficientes en modelos animales- que los cultivos recientes no desarrollen tumores una vez injertados.
En cambio, siguen sucediéndose ensayos alentadores con células madre extraídas de tejidos adultos. Uno de los últimos progresos es el comunicado por un equipo francés del Instituto Pasteur y del CNRS, que han logrado regenerar las fibras musculares de ratones con una miopatía análoga a la humana. En este caso, las células madre procedían del músculo («Science on line», 1-09-2005).