Ellen Goodman («International Herald Tribune», 15 junio 2005) comenta con humor los resultados de las últimas investigaciones sobre obesidad, en las que se dan la vuelta a los riesgos: unos kilos de más evitan la muertes prematuras…
Este puede ser un buen momento para ampliar la definición de «schadenfreude». Ya no es solo la satisfacción malévola en el mal ajeno, sino la satisfacción malévola en el mal de quienes son más delgados que tú.
Mi aportación al diccionario procede de cómo ha reaccionado el público al último informe de los U.S. Centers for Disease Control (CDC), que le ha dado la vuelta nada menos que a los peligros de la obesidad: la personas con unos kilitos de más tienen menos riesgo de muerte prematura. Pero hay más: las personas muy delgadas tienen mucho más riesgo de morir pronto que las personas con un peso normal. Los comentarios no se han hecho esperar: «Ser regordete está bien», «Dulce de leche y salud» o «Después de todo, puedes ser «demasiado delgado». Solo un estudio que demostrara que eres rico habría hecho más feliz a la gente.
Hay muchas noticias médicas que giran 180º, pero el premio se lo lleva la «investigación yoyó» sobre la «epidemia de la obesidad». El año pasado, los CDC anunciaron que cada año morían 400.000 personas prematuramente por culpa de la obesidad. Es decir, la segunda causa de muerte prematura después del tabaco. Esto desencadenó nuevas alarmas. La American Cancer Society ideó el «Great American Weigh In» -al estilo del «Great American Smokeout» o día sin tabaco- para animar a la gente a conocer su índice de masa corporal y comprobar si se encontraban en los niveles de riesgo. Hace un mes, se publicó otro estudio que concluía que la obesidad estaba reduciendo la esperanza de vida nueve meses. El autor se refería a la obesidad como «un gigantesco tsumani en dirección a los Estados Unidos».
Pero al fin parece que los rumores sobre el número de muertes eran exagerados. Según el nuevo modelo estadístico, las muertes con causa en la obesidad han pasado de aquellas 400.000 a 112.000. Además, el sobrepeso previene 86.000 muertes mientras que el peso por debajo de lo normal causa 34.000 muertes prematuras.
No sé cuánto durará este «schadenfreude». Seguro que en alguna parte, un grupo de investigadores trabaja en el siguiente capítulo de «El Retorno de la Investigación». Pero, mientras, los CDC nos han dado a muchos la oportunidad de regodearnos con la idea de que esas mujeres a las que Tom Wolfe llamaba «Rayos X» van directas a los rayos X y de que el mayor índice de masa corporal quizás no sea el mayor problema público. ¿Conseguirá el revisionismo de los CDC que tengamos una relación más divertida con la comida, la mesa, la salud y el espejo? ¿Alguien dijo «Fat chance»?