La inmigración hacia los países de la OCDE se estabilizó en 2003, como consecuencia de políticas más restrictivas. Sin embargo, la inmigración de profesionales cualificados va en aumento, según el informe sobre «Tendencias en la migración internacional» que acaba de publicar la OCDE.
Esta «fuga de cerebros» puede convertirse en un obstáculo para los países de origen, al faltar la base necesaria de capital humano cualificado para el desarrollo económico.
Desde 1990 la demanda de los países de la OCDE de trabajadores cualificados ha aumentado considerablemente (cfr. Aceprensa 19/02). Dos son los factores, según el informe, que más han contribuido al desarrollo de este peculiar movimiento migratorio: el desarrollo de la tecnología de la información y el lugar cada vez más importante que ocupa el capital humano en el desarrollo económico.
Por número de emigrantes, Rusia (más los países que antes pertenecían a la URSS) y la India son los países que más trabajadores cualificados «exportan», con 1,3 y 1 millón respectivamente desde 1990 a 2002. Pero si se observan los datos en función del porcentaje de trabajadores cualificados que existen en el país, los que más sufren esta erosión de su mercado laboral son los países africanos anglófonos y los de habla portuguesa. También es altamente significativa en América central y más moderada en Asia. En países pequeños como Jamaica, Haití o Fiji, más del 40% de trabajadores cualificados están trabajando fuera. En cambio, los países grandes como Brasil, India o China tienen unos índices inferiores al 5%.
Este fenómeno de atracción de trabajadores altamente cualificados es promovido también por los propios países desarrollados en una lucha por atraer al capital humano que escasea en algunos sectores, sobre todo relacionados con tecnologías de la información, la biotecnología, la medicina o la educación. La proporción más elevada de personas cualificadas entre los inmigrantes (del 30% al 42%) se da en los países que han puesto en práctica políticas migratorias selectivas para facilitar su entrada, como Australia, Canadá, Irlanda y Reino Unido. En números absolutos, los países que atraen más trabajadores extranjeros cualificados son Estados Unidos, Canadá, Australia, Francia y Alemania.
Japón y Corea son un ejemplo de cómo algunos países limitan la inmigración a los trabajadores expertos. En Japón en los últimos 10 años esta inmigración creció en un 40% y en Corea diez veces más.
Esta lucha por atraer a los mejores ha llevado a algunos países de la OCDE a crear unos programas especiales para favorecer la entrada de estos trabajadores. Alemania, por ejemplo, puso en marcha en el 2000 un programa de 5 años de duración para reclutar a especialistas de ciertos sectores, y en enero de 2004 ya se habían concedido 15.800 permisos de trabajo.
Por su parte, Noruega y Reino Unido han introducido programas para que trabajadores cualificados puedan entrar y buscar trabajo en el país, a diferencia de las tradicionales políticas migratorias europeas que obligan a disponer previamente de una oferta de trabajo.
Entre las políticas que llevan a cabo los países destinatarios para atraer esta migración cualificada, destacan también los incentivos fiscales que pueden suponer rebajas o exenciones de impuestos a estos profesionales durante algunos años.
De todos modos, parte de los «cerebros» que emigran vuelven después al país de origen, tras haber mejorado sus competencias y establecido relaciones profesionales en el país de acogida. Y eso es una baza positiva para impulsar el desarrollo. Por eso hay quien prefiere hablar de «circulación de cerebros» y no de «fuga» (cfr. Aceprensa 145/01).
Alejandro Huerta