Johannesburgo. En Sudáfrica, enfermeras y comadronas podrán realizar abortos, según la ley aprobada el pasado agosto. Desde 1997 el aborto es libre dentro del primer trimestre del embarazo, pero faltan profesionales sanitarios dispuestos a practicarlo. Muchas de las personas que trabajan en el campo de la sanidad rehúsan participar en un aborto, porque va en contra de sus principios cristianos o de su cultura (para algunos grupos étnicos el aborto es un verdadero crimen).
Aunque se reconoce la objeción de conciencia legalmente, en la práctica muchas veces las personas que se oponen a realizar abortos son relegadas. En estos momentos, la asociación de enfermeras cristianas está buscando el modo de protegerse contra este tipo de coacción. Además la ley prohíbe que se trate de convencer a la paciente de desistir de abortar. Si se comprueba que la persona ha impedido el aborto «legal» tiene que pagar una multa o incluso puede ir a la cárcel.
El objetivo del cambio legal es que se pueda abortar en todos los hospitales públicos y privados que cuenten con maternidad y que cumplan con ciertos requisitos para poder llevar a cabo los abortos. Pero la ley no resuelve el problema de la escasez de personal sanitario, pues muchas de las enfermeras han emigrado y existe en el país una gran escasez de profesionales. Si en este momento se le agrega un nuevo trabajo, difícilmente podrán cumplir con su tarea. Otro aspecto a tener en cuenta es la carencia de instalaciones para poder llevar a cabo abortos, lo que exigirá una mayor inversión por parte del gobierno.
Algunos partidos políticos minoritarios y líderes de distintos otros grupos religiosos han levantado su voz contra esta medida del gobierno, por dar más facilidades para abortar en vez de ayudar a las mujeres a crecer en responsabilidad de sus propios actos.
La ley del aborto se aprobó en 1975, con una formulación restrictiva, durante el gobierno del apartheid. Posteriormente, en 1997, bajo el gobierno democrático, el parlamento aprobó la ley que permite el aborto a petición en el primer trimestre de embarazo. A las menores de edad se les aconseja notificar su decisión a sus padres, pero no necesitan su consentimiento.
Después, hasta la semana 20ª, la mujer puede obtener permiso para abortar si existe un riesgo para su salud. Las mujeres que han sufrido violación no necesiten ninguna documentación para poder abortar. Después de las 20 semanas de gestación también se puede permitir el aborto si lo exige la salud de la madre o si el feto tiene malformaciones.
Para los grupos pro-aborto esta nueva ley permitirá que la mujer tenga un acceso más rápido al aborto asistido. Dado el incremento de mujeres que quieren abortar, los médicos no dan abasto y algunas mujeres que están en lista de espera acaban llevando a término su embarazo. Estos grupos aseguran que para la sociedad negra esta ley tiene un estigma racista por creer que el aborto es promovido por los blancos. Durante la época del apartheid se animaba a los blancos a tener hijos, mientras que a negros y a mestizos se les animaba a utilizar métodos anticonceptivos por considerarlos una raza inferior.
Desde que fue legalizado en 1997, el número de abortos ha crecido desde 26.401 en el primer año (frente a 1.046.095 nacimientos) hasta 70.000 en el 2003 (frente a 807.000 nacimientos, cifra aún no definitiva). En seis años el total de abortos asciende a 330.000.
El aborto es la salida más expeditiva para problemas complejos que tienen que ver con la situación de la mujer. De hecho, lo más normal en Sudáfrica es que un porcentaje muy elevado de las mujeres jóvenes ya sean madres a edades tempranas. Generalmente son madres solteras, muchas veces por el abuso del hombre, que tiene por costumbre afirmar su masculinidad con esta clase de conductas, y también porque para la mujer es un orgullo tener hijos para demostrar su fertilidad. A veces se encuentran mujeres con varios hijos de distintos padres. El gobierno da subsidios a las mujeres que tienen hijos y carecen de medios para mantenerlos porque no han constituido una familia.
El gobierno está tomando medidas para disminuir el problema de abusos sexuales en los barrios y especialmente en las escuelas (donde las alumnas sufren abuso tanto por parte de los compañeros como de los profesores), lo que puede ayudar en parte a disminuir el número de abortos. También está intentando de muchas maneras dar información sexual a los menores de edad. Pero el tipo de información que se da, centrada en la utilización de condones, transmite un mensaje que favorece las situaciones de riesgo mientras siguen aumentando los embarazos de jóvenes y el número de personas contagiadas de SIDA. Aunque en teoría se está dando ahora un poco más de publicidad a la abstinencia, presentándola como una alternativa, se ve como algo moralista y está mal vista entre la gente joven.
La cuestión es si el gobierno llegará a reconocer que regirse por ciertos valores morales puede dar más resultados que seguir fomentando entre la juventud una actitud descontrolada, que en definitiva termina aniquilándola.
Águeda Colom