Amsterdam. El experimento del gobierno holandés de vender marihuana en la farmacia con receta médica está teniendo escaso éxito. Según el Ministerio de Salud Pública, sólo mil pacientes compran cannabis en la farmacia, mientras que se había previsto que lo harían entre 7.000 y 15.000. La idea era que enfermos de cáncer, SIDA, esclerosis múltiple y otras enfermedades pudieran paliar así su malestar (cfr. servicio 127/03).
La marihuana que se vende en las farmacias holandesas desde septiembre de 2003 es tres veces más cara que en las coffee shops y de peor calidad. La mayoría de los enfermos prefieren comprarla en las coffee shops, algunas de las cuales hacen incluso descuento a quien muestra la receta médica.
Por este motivo, las dos empresas que fabrican la sustancia en Westland y Veendam para comercializar en las farmacias están a punto de quebrar. Los citados laboratorios «oficiales» han amenazado con ponerse a cultivar por cuenta propia si el ministerio fiscal no toma medidas urgentemente para combatir la competencia de los cultivos ilegales. También sugieren como solución que bajen los precios oficiales, por ejemplo, por medio de subsidios.
La fiscalía de Rotterdam ha comenzado una investigación sobre la ilegalidad de la Fundación de Pacientes por la Marihuana, que opera desde esta ciudad, y es proveedora de sus miembros, a la vez que suministra cannabis a 2.000 pacientes. Y las autoridades sanitarias han comenzado por encargo del gobierno a perseguir a las coffee shops que se han puesto a hacer de farmacias.
Bas Kuik, portavoz del Centro Cannabis Medicinal, dependiente del Ministerio de Salud Pública, explica el fracaso: «Es un producto nuevo como medicina y todavía hay pocos médicos que lo receten». En realidad, no ha habido ensayos médicos amplios que demuestren la eficacia terapéutica del cannabis. Y Hans Mulder, presidente del colegio farmacéutico de Haarlem, asegura que no aumentará el número de pacientes que adquieren la marihuana en la farmacia hasta que no la paguen los seguros.
Carmen Montón