El patriarca de Constantinopla explica la desconfianza de los ortodoxos frente a la Iglesia católica

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La creación de un patriarcado para los católicos ucranianos de rito oriental puede suponer un serio obstáculo para las relaciones entre católicos y ortodoxos, según afirma el patriarca de Constantinopla, Bartolomé I, en una carta enviada al Papa con fecha 29 de noviembre de 2003.

La institución de un patriarcado -que sustituya al actual arzobispado mayor- es una antigua aspiración de los católicos ucranianos, confirmada por la petición formal que el sínodo greco-católico formuló a Juan Pablo II en 2002. El Papa, en efecto, tiene la potestad autónoma para elevar a rango patriarcal una Iglesia particular. Sin embargo, teniendo en cuenta lo delicado de la cuestión, se deduce que el Vaticano intenta que la decisión no empeore las ya difíciles relaciones con la Iglesia ortodoxa.

La carta de Bartolomé I se presenta como la respuesta a otra que desde el Vaticano se envió al patriarca ruso, Alexis II, el cual -a su vez- la remitió a todos los patriarcas ortodoxos. En la misiva vaticana se planteaba la cuestión del patriarcado para los greco-católicos ucranianos y se acompañaba un estudio histórico y canónico en el que, entre otros puntos, se subrayaba que la institución de un patriarcado no es una cuestión de derecho divino, como demuestra la génesis del propio patriarcado de Constantinopla. Interpretaciones que Bartolomé rechaza, al tiempo que subraya el peligro de «volver al clima de hostilidad vigente hasta hace pocos decenios».

De la respuesta del patriarca, divulgada en la página web del patriarcado, se hace eco en su último número la revista 30 Giorni, que incluye también una larga entrevista con Bartolomé I. Aunque no menciona el tema del patriarcado para los greco-católicos, sus respuestas muestran el punto de vista ortodoxo con relación a los católicos. Al margen de cuestiones teológicas o canónicas, el Patriarca afirma que una discrepancia radica en que «la Iglesia de Occidente ha fundado su esperanza en su fuerza mundana. Tal vez -añade- el hecho de que casi todas las sociedades modernas occidentales basen su esperanza en el hombre y en sus conquistas (…), le impide comprender al hombre ortodoxo, el cual -sin minusvalorar o rechazar completamente todo eso- pone su esperanza principalmente en Dios». Así, sus santos «no son simplemente operadores sociales, filántropos o taumaturgos», sino que «ponen en comunión a la persona humana con la persona de Cristo».

El patriarca visitará Roma antes del verano con ocasión de la entrega a los ortodoxos de una iglesia católica, San Teodoro. El templo fue ofrecido por Juan Pablo II y se dedicará a la atención pastoral de los ortodoxos residentes en Roma. En la segunda mitad de febrero, el presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, cardenal Kasper, visitará Moscú. En un principio, se anunció que sería recibido por Alexis II y por el metropolita Kirill, presidente del departamento para las relaciones eclesiásticas exteriores del Patriarcado de Moscú. Pero ahora todo parece indicar que tales encuentros no se llevarán a cabo.

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