En los últimos años, cientos de escuelas en Estados Unidos han decidido incluir la educación ética como parte integrante del plan de estudios. Son ya catorce los Estados -entre ellos, California- donde es obligatoria, y 47 redes de escuelas públicas reciben fondos federales para financiar tales programas.
Casos como el de la matanza de Columbine, y otros que ponen de manifiesto un aumento de la violencia escolar, han hecho saltar las alarmas y han llevado a los colegios a tener en cuenta también la formación del carácter junto a la meramente académica, según datos que aporta Los Angeles Times (5-XI-2003). Además, existen asociaciones que a escala nacional promueven este tipo de formación. La Character Education Partnership concede premios a las diez escuelas que más se hayan distinguido en este campo.
Estos programas tratan, en definitiva, de inculcar en los estudiantes principios básicos como el respeto a los demás, la responsabilidad, la tolerancia y el civismo. Pero no es solo una asignatura, sino que se pretende que la enseñanza ética esté presente en otras materias. Así por ejemplo, Maxime Bush, directora del departamento de inglés en el colegio católico St. Genevieve de California, que ha recibido uno de los diez premios otorgados por la Character Education Partnership, manda a sus alumnos la lectura de obras literarias que permitan después discutir con ellos algunos temas éticos. Así consigue enseñar algo más que literatura.
En este mismo sentido, recientemente el Heartwood Institute, otra institución dedicada al desarrollo de la educación ética, ha puesto en marcha un proyecto de formación humana dirigido a niños desde edad preescolar hasta el sexto grado. Con ello se pretende que poco a poco los niños vayan tomando conciencia de los problemas éticos de la vida diaria a través de historias, ejercicios y discusiones dirigidas por el profesor.