En 1996, el gobierno británico introdujo cambios fundamentales en la ley del divorcio de 1969. Algunos aspectos de la reforma entraron en vigor enseguida, pero la aplicación del capítulo II se retrasó hasta el año 2000, para probarlo antes en experimentos piloto. Este capítulo dice que las parejas que quieran divorciarse han de esperar un año y recibir el consejo de expertos con vistas a la posible reconciliación. La misión de los consejeros sería evitar la separación, o al menos facilitar una salida amistosa a los problemas referidos a la custodia de los hijos y al dinero.
La mente del legislador perseguía terminar con la modalidad del divorcio rápido (ver servicios 62/95 y 149/95), que al basarse en motivos no sujetos a plazo y al…
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