Roma. Las relaciones entre la Santa Sede y el Patriarcado ortodoxo de Moscú experimentaron un paso adelante durante la visita que el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado vaticano, realizó a Moscú con motivo de la nueva consagración de la catedral católica. Lo que podía haber sido motivo de nuevos roces, en cuanto que manifestación de una supuesta «expansión católica» en tierra ortodoxa, fue la ocasión, sin embargo, para que el cardenal mantuviera una cordial entrevista privada con el patriarca Alexis II.
No se excluye que uno de los argumentos tratados durante los cuarenta minutos de conversación haya sido el posible encuentro entre Juan Pablo II y el Patriarca. Se trata de una reunión que, a pesar de que fuera anunciada varias veces en el pasado, nunca ha llegado a realizarse. El clima de cordialidad de la visita es significativo, si se tienen en cuenta las críticas del propio Alexis II al reciente viaje de Juan Pablo II a Georgia.
Sobre el contencioso que enfrenta en Ucrania a católicos de rito oriental y ortodoxos, que es en gran medida la causa de la frialdad en las relaciones, el cardenal dijo que se trata de problemas locales sobre los que Moscú y el Vaticano pueden hacer poco: «El Papa no tiene sobre su mesa de trabajo un botón que le permita solucionar los problemas».
El motivo central del viaje del secretario de Estado vaticano fue la reconsagración, el pasado 12 de diciembre, de la catedral católica dedicada a la Inmaculada. El templo fue construido en 1911 por iniciativa polaca, confiscado por Stalin en 1938 y usado como almacén hasta los primeros años noventa. Ahora, después de más de sesenta años, los católicos de Moscú vuelven a contar con una catedral propia a la que se han unido otras dependencias, entre ellas la sede del seminario.
Diego Contreras.