Colonia. Los consultorios católicos alemanes que atienden a mujeres con embarazos conflictivos abandonarán la red estatal de asesoramiento antes de que finalice el año 2000, según decidió la semana pasada el Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Alemana en una reunión celebrada en Würzburg. Los obispos responden así finalmente a los deseos de Juan Pablo II, quien, tras hablar con todos en el Vaticano durante la reciente visita ad limina del episcopado alemán, les escribió una carta fechada el pasado día 20 pidiéndoles nuevamente que esos centros «continúen desempeñando e incluso refuercen en el futuro esa labor tan admirable a favor de la vida, pero que no emitan el certificado de asesoramiento que involucra a los consultorios católicos en un sistema que permite el aborto».
La reciente decisión de la Conferencia Episcopal pone una fecha tope de ejecución al deseo manifestado por los obispos alemanes a finales de septiembre (ver servicio 134/99) de abandonar a medio plazo la red estatal de asesoramiento. Poco después de adoptar esta decisión, las diócesis de Paderborn y Speyer anunciaron que sus consultorios dejarían a finales de este año de emitir el certificado que abre las puertas al aborto legal.
En Alemania, el aborto sigue tipificado como delito en el código penal, aunque está despenalizado durante las primeras doce semanas de embarazo si antes de la intervención se realiza un asesoramiento en uno de los 1.690 consultorios reconocidos por el Estado. La Iglesia católica administra 270 de estos centros, que, para poder optar a subvenciones estatales, deben emitir un certificado de asesoramiento, presupuesto necesario para la práctica del aborto libre. Esta es la raíz de la discusión que desde la introducción de la ley en 1995 se ha producido en la Iglesia católica alemana: unos opinan que los consultorios son una herramienta eficaz para salvar vidas, mientras que otros aseguran que la cooperación eclesiástica en este sistema constituye la justificación moral de una ley del aborto claramente esquizofrénica.
Para justificar la permanencia de la Iglesia en la red estatal de consulta, los partidarios del sistema actual suelen argumentar que una cuarta parte de las 20.000 mujeres que anualmente acuden a los centros católicos se deciden por tener el hijo. Sin embargo, no está claro cómo puede documentarse estas informaciones. De hecho, desde la introducción del asesoramiento obligatorio previo al aborto, la cifra de abortos en general no sólo no ha disminuido, sino que ha seguido creciendo paulatinamente.
Experiencia positiva en Fulda
Los obispos afirmaron que los consultorios seguirán atendiendo como hasta ahora a las embarazadas que lo necesiten, aunque tendrán que buscar fuentes de financiación alternativas, ya que el Estado no está dispuesto a mantener las subvenciones si se dejan de emitir los certificados.
Algunos temen que al abandonar la Iglesia la red estatal de consulta, muchas mujeres dejen de buscar asesoramiento en los centros católicos. Sin embargo, la única experiencia de consultorios católicos en los que desde hace varios años no se emiten certificados -los de la diócesis de Fulda- parece ser bastante positiva. Según afirma asombrosamente un suplemento del semanario liberal Der Spiegel (SPIEGEL Reporter n. 11/1999), «en la diócesis de Fulda se sigue ofreciendo ayuda a embarazadas, dinero, vivienda, apoyo espiritual: todo menos la licencia para matar. Se anima a las mujeres a tener el hijo. Sin embargo, hay algo sorprendente: aunque no se ofrece ningún certificado, ha aumentado enormemente la demanda. (…) La directora del Servicio social de mujeres católicas de Fulda aseguró que el año pasado acudieron más de 1.300 mujeres a sus oficinas buscando ayuda. Por el contrario, los otros obispos siguieron ofreciendo los certificados para -de una manera lo suficientemente contradictoria- apoyar el derecho a la vida del no nacido. Esto fue estadísticamente un paso en falso: las cifras de abortos aumentaron considerablemente en los últimos años pese a los consultorios católicos».
El Comité Central de los Católicos Alemanes (ZdK), una asociación independiente de laicos -en su mayoría políticos de peso- y abiertamente crítica de la jerarquía católica, anunció la creación de la fundación Donum Vitae, que tiene como fin seguir ofreciendo un asesoramiento de «orientación católica», pero emitiendo los certificados necesarios para el aborto despenalizado.
Donum Vitae no tiene relación institucional con la Iglesia católica -está constituida como iniciativa ciudadana- y se financiará gracias a donativos y subvenciones estatales. La Santa Sede no se ha pronunciado todavía en torno a la nueva fundación, mientras que la clase política se mostró muy satisfecha con la iniciativa. Lógico: según la ley del aborto, el Estado está obligado a garantizar que exista el número de consultorios suficiente para atender a las mujeres que lo necesiten, por lo que Donum Vitae vendría a compensar la falta de centros cuando la Iglesia abandone la red estatal.
Vicente Poveda