En su primer año de aplicación, el tratado de libre comercio entre Estados Unidos, Canadá y México no ha justificado ni los temores de sus detractores ni el entusiasmo de sus más ardientes partidarios. La creación de la más amplia zona de librecambio del mundo (360 millones de habitantes) no ha traído novedades espectaculares: ni los capitales norteamericanos se han apresurado a invertir al Sur del Río Grande, ni Estados Unidos ni Canadá se han visto inundados por mercancías baratas mexicanas. Pero el comercio ha crecido en ambos sentidos.
La supresión de los aranceles para muchos productos ha estimulado los intercambios comerciales.En los nueve primeros meses de 1994, las exportaciones mexicanas a Estados Unidos han aumentado un 23…
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