Aumenta la integración de los inmigrantes en Francia

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Algunos signos indican que los extranjeros residentes en Francia han logrado integrarse más en la sociedad y que se han adaptado a las tendencias predominantes. Por ejemplo, desde 1980 aumenta el número de matrimonios «mixtos» de franceses y extranjeros, y desciende la tasa de fecundidad de las mujeres. Sin embargo, persisten las situaciones precarias y las diferencias, especialmente en el terreno laboral y la vivienda, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos (INSEE).

En Francia viven 3,6 millones de extranjeros, un 6,4% de la población, tasa que se mantiene constante desde los años 70. Un extranjero de cada cinco ha nacido en Francia y no es pues un inmigrante. Más del 30% de los inmigrantes ha adquirido la nacionalidad francesa.

Diversos datos familiares indican una progresiva adaptación a las costumbres del país. En la década pasada aumentó el número de matrimonios «mixtos» desde un 6,2% en 1980 al 11,4% en 1992. La media de hijos por mujer extranjera desciende de 3,2 hijos, en 1980, a 2,8 hijos en 1989-90, mientras que pasa de 1,8 a 1,7 hijos por mujer francesa. En cuanto a los usos lingüísticos, más de la mitad de los padres cuya lengua materna era una extranjera ya no la hablan de ordinario con sus hijos.

Sobre el nivel de vida, el INSEE muestra que la renta media de un hogar francés es un 36% superior al compuesto por extranjeros, el cual suele tener una persona más. La diferencia disminuye al 14% tras la redistribución mediante los impuestos y prestaciones sociales. Acerca de este último punto, el documento señala que los extranjeros recibieron en 1992 un subsidio familiar medio de 2.600 francos mensuales, superior a los 1.740 francos que reciben los nativos. Sin embargo, la situación de las viviendas de los inmigrantes deja que desear: en el 40% de los casos la vivienda es muy insuficiente para el tamaño familiar y el 25% de los extranjeros vive en un alojamiento sin cuarto de baño o sanitario. El 26% son propietarios de su casa.

Los datos referidos al paro, que apenas se han alterado en los últimos años, tampoco favorecen a los inmigrantes. Este grupo lo sufre el doble que los nacionales (18,6% frente al 9,5%). Sobre el nivel económico de sus profesiones, la mayoría de los extranjeros varones (70%) trabajan como obreros, si bien la mitad logra alcanzar un puesto cualificado; las mujeres suelen realizar trabajos que no requieren cualificación o se sitúan como empleadas del hogar. Las estadísticas también se refieren a la delincuencia. La proporción de extranjeros en las prisiones francesas ha aumentado del 20% en 1980 al 31% en 1993.

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