Francia: nuevo subsidio para que las personas mayores sean atendidas en casa
Los beneficiarios podrán pagar con este cheque a las personas que les ayudan
En el 50.º aniversario del establecimiento de la seguridad social en Francia, el gobierno ha aprobado un proyecto de nuevas ayudas económicas a personas mayores de 60 años para favorecer su atención a domicilio. Con las ayudas se pretende crear entre 50.000 y 70.000 empleos entre las personas que se dediquen a ayudar a los mayores.
El texto del proyecto será sometido al Parlamento este mes, con la idea de que entre en vigor el 1 de enero de 1996.
La «prestación-autonomía» es un subsidio mensual que puede alcanzar un máximo de 4.300 francos (107.000 ptas.), en función de la renta. Se beneficiarán de él las personas que no superen unos ingresos netos de 9.250 francos (incluido el subsidio). A partir de 1996, esta prestación podría beneficiar a unas 400.000 personas dependientes que viven en domicilios familiares. En cambio, los ancianos alojados en residencias deberán esperar hasta 1997.
Para evitar desviaciones del dinero, las ayudas se entregarán en cheques-autonomía fabricados para este fin. Eso no impedirá que los beneficiarios utilicen el dinero para pagar a personas de la familia ocupadas en ellos (siempre que no estén cobrando ya por jubilación) o a otras personas que se dediquen a atenderles. En los casos de personas mayores alojadas en residencias, la mayor parte de la prestación irá a parar a tales instituciones.
Con las ayudas, el gobierno espera conseguir dos objetivos: mantener el mayor número posible de ancianos en casa, y crear entre 50.000 y 70.000 puestos de trabajo por los servicios. Parece más difícil lograr el segundo objetivo. Pues actualmente unas 70.000 personas trabajan a tiempo parcial en asociaciones de ayuda a domicilio, y no es sencillo duplicar ese personal. Es más probable que se beneficien de los cheques los familiares de las personas dependientes.
De hecho, un estudio de la Fundación europea para la mejora de las condiciones de vida y de trabajo ha desmentido el estereotipo de que las familias europeas tienden a desentenderse de sus miembros mayores o faltos de autonomía. En Francia, el 77% de las personas dependientes viven en un domicilio personal, gracias a la ayuda de algún familiar. Entre los descendientes que aportan estas ayudas predominan las mujeres -una hija o, en menos casos, una nieta-. La duración de la dependencia suele ser larga: al hacer la encuesta, la mitad de las personas dependientes llevaban viviendo cinco años con la ayuda especial de algún familiar.