No hay consenso para la Conferencia de la Mujer en Pekín

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La cuarta Conferencia Internacional sobre la Mujer, que tendrá lugar en Pekín el próximo septiembre, se presenta como un acontecimiento conflictivo. Esto es lo que cabe esperar a juzgar por la falta de acuerdo manifestada en la reunión preparatoria de Nueva York, que debía definir el borrador de la «Plataforma de Acción». Después de tres semanas de debates, que terminaron el 11 de abril, sigue sin haber consenso sobre la mayor parte de los párrafos fundamentales del documento.

Un primer foco de tensión fue la protesta de diversas ONG por no haber sido acreditadas como observadoras en el foro gubernamental. Un vistazo a las listas de ONG acreditadas revela que más de 500 han sido rechazadas y de las más de 1.200 acreditadas, cerca del 70% pertenecen a Europa occidental, Norteamérica y Australia. Pekín quiere evitar la participación de organizaciones tibetanas, taiwanesas, de lesbianas y de grupos que se oponen al aborto.

Otro dato significativo es que de las 200 ONG acreditadas en el sector de salud, más del 90% son directamente dependientes de grupos antinatalistas como la International Planned Parenthood Federation, de Family Care o de grupos pro-aborto. Ante esta situación, se echaba de menos la presencia de otras ONG que, desde la profesión médica, pudieran ampliar el debate más allá de la cuestión del aborto. Pues hay otras áreas de acción casi ignoradas -por ejemplo, nutrición o pediatría-, mientras que los métodos naturales de regulación de la fertilidad no son mencionados en el documento.

Sin embargo, sería unilateral centrar los problemas de la mujer en lo que ha dado en llamarse «salud reproductiva», que para algunos significa todo menos reproducirse. Lo que el borrador de documento de la Conferencia de Pekín pone de manifiesto es que las cuestiones principales son el desarrollo, la pobreza y la educación, y que éstas no son algo tan simple como que «los pobres dejen de tener niños». Así se advertía en Nueva York en las intervenciones de representantes de países no occidentales, que pusieron en tela de juicio la validez universal del modo de vivir y de consumir en el mundo rico.

En cuanto a los aspectos tácticos de la Conferencia, hay que tener en cuenta que lo que se discute es un texto concreto -el borrador de la Plataforma de Acción-, documento que quienes quieren influir manejan con soltura. La batalla está ahí: en definir qué se entiende por «orientación sexual» o «género», o en lograr que se incluyan en pie de igualdad los «métodos naturales» junto a los «métodos anticonceptivos». Otras acciones pueden ser más o menos llamativas, pero no cambian las cosas. También se comprueba que las posibles aportaciones de las ONG tienen más posibilidades de ser acogidas si se refieren a su área concreta de acción (educación, salud, pobreza, etc.).

Como tras la reunión de Nueva York la extensión del borrador se ha duplicado y la mayoría de los párrafos van entre paréntesis (es decir, sin consenso), es previsible que el documento final se trabaje a puerta cerrada durante las próximas semanas. Esto supondría que no se conocería la nueva versión hasta junio, por lo menos.

De todos modos, los términos acuñados en Nueva York son una evolución de lo que se apuntó en la Conferencia sobre la Población de El Cairo en 1994 y en la de Copenhague del pasado marzo. Así que el conocimiento de esta documentación es la base de la labor de lobby que las ONG ejercen ante las delegaciones gubernamentales.

Como es habitual en estas conferencias, junto al foro gubernamental existe el foro propio de las ONG. En el primero, donde debaten las delegaciones oficiales, puede haber ONG observadoras, y el plazo para obtener una acreditación de este tipo ya se ha cerrado. El 30 de abril se cumple el plazo para acudir al foro propio de las ONG, que se celebrará del 30 de agosto al 8 de septiembre. Se solapa, pues, cuatro días con la conferencia oficial, que se celebrará del 4 al 15 de septiembre. También hay que tener en cuenta que el foro gubernamental y el de las ONG estarán separados por 50 Km. Todo esto limita las posibilidades de acción de las ONG sobre la conferencia. En todo caso, la presencia en el foro propio de las ONG puede contribuir a que las reuniones que allí se celebren sean más representativas de la diversidad de opiniones.

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