En la Renault, empresa emblemática de la clase obrera francesa, desde 1992 hay más cuellos blancos que azules. Peugeot-Citroën sigue la misma tendencia. Esta revolución es un reflejo de los cambios en el mundo del trabajo, que exige cada vez una formación más elevada y una creciente polivalencia.
Según las cifras recogidas en un reportaje de Le Monde, en 1984, en Renault, dos trabajadores de cada tres eran obreros. Hoy, menos de uno de cada dos. Entre 1984 y 1994, la parte de los obreros ha pasado del 63% al 46%; la de los empleados y técnicos medios del 32% al 43%; y la de los cuadros e ingenieros del 5,5% al 11%.
En este cambio ha influido la intensa automatización aplicada desde principios de los años 80 en la fabricación…
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