Aunque se admiten menos trabajadores, la inmigración crece por la reagrupación familiar y las peticiones de asilo
Hoy día casi todos los países de la OCDE están afectados por la inmigración. La persistencia de los desequilibrios económicos y demográficos entre el Norte y el Sur, así como los cambios y los conflictos en Europa central y oriental, han estimulado los movimientos migratorios desde 1990. Pero empiezan a advertirse algunas novedades en las tendencias migratorias. Es lo que refleja un artículo (1) -aquí resumido- de Jean-Pierre Garson y Agnès Puymoyen, expertos de la OCDE, que sintetizan un estudio (2) que publicará próximamente dicha organización.
En los años 60 y 70, se podía distinguir dentro de la OCDE entre países de inmigración y países de emigración. Hoy, casi todos son países receptores de inmigrantes. La mayoría vienen de países de fuera de la OCDE, aunque también persisten los movimientos entre países miembros.
Cuatro aspectos de las tendencias recientes de las migraciones internacionales son particularmente importantes: los cambios ocurridos en la dirección y en la naturaleza de los flujos migratorios; el aumento de la población extranjera o inmigrante en la mayoría de los países de la OCDE; la situación del empleo de los inmigrantes; y la cooperación entre los países para tratar de controlar mejor los flujos migratorios y promover el empleo en los países en desarrollo como alternativa a las migraciones.
Los flujos migratorios en la actualidad
Uno de los cambios notables ha consistido en que países de Europa meridional (España, Grecia e Italia) que tradicionalmente fueron países de emigración, se hayan convertido en receptores de inmigrantes. Además, se han amplificado las corrientes migratorias Este-Oeste y entre los países de Europa central y oriental, alimentadas por los movimientos de minorías étnicas y por las migraciones de paso. Y, en fin, los inmigrantes procedentes de Asia (sobre todo de Bangladesh, India, Pakistán, Filipinas y Vietnam) representan una parte importante de los que ahora llegan a Australia, Canadá, España, Estados Unidos, Italia, Japón y el Reino Unido.
Esta reciente diversificación no excluye el mantenimiento de corrientes migratorias tradicionales, como las del Sur al Norte. Además, la consolidación o la constitución de conjuntos económicos regionales (Espacio Económico Europeo, ASEAN, NAFTA…), así como conflictos políticos localizados (en Argelia, Haití, ex Yugoslavia…) han reforzado el carácter regional de las migraciones.
También se han producido cambios importantes en la naturaleza de los flujos migratorios. Los países europeos de la OCDE, que imponen desde mediados de los años 70 restricciones a la entrada de nuevos trabajadores inmigrantes, han experimentado un aumento de las entradas por reagrupación familiar y por peticiones de asilo.
Huyendo de conflictos o de la miseria
A medida que se restringía la entrada de trabajadores inmigrantes, las demandas de asilo en los países de la OCDE aumentaron de modo espectacular durante los años 80 y principios de los 90. Las razones que empujan a cada vez más personas a solicitar el estatuto de refugiado no son sólo las guerras o las persecuciones. También desempeña un papel importante la degradación de la situación económica y política de ciertos países.
Ante la avalancha de peticiones de asilo, los países de la OCDE han acelerado los procedimientos para responder a estas demandas y han puesto en práctica medidas restrictivas, sobre todo exigiendo visado a más países. Las medidas adoptadas para controlar este flujo, así como una escasa tasa de aceptación de las demandas, han provocado en 1993 que las peticiones de asilo hayan descendido un 15% respecto al año anterior. Alemania es el país que ha recibido más peticiones de asilo en 1992 y 1993, pero es Suecia el país donde la entrada de refugiados respecto a la población total es más elevada.
La mitad de los demandantes de asilo llegados a países de la OCDE vienen de Europa -principalmente de la ex Yugoslavia y de Rumania-, y la otra mitad se reparte entre personas originarias de Asia (China, India, Sri Lanka, Turquía, principalmente), de África (sobre todo Argelia, Somalia y Zaire) y de América Latina (en su mayoría, de Guatemala, Haití y El Salvador).
Por otra parte, la inmigración clandestina ha crecido, no sólo en Japón y en los nuevos países de inmigración del Sur de Europa, sino también en los países que admiten todavía la entrada de un número importante de inmigrantes, como los Estados Unidos.
Con su cualificación como equipaje
Otro cambio significativo es la tendencia al crecimiento de los flujos de mano de obra cualificada. Con el aumento de los movimientos de capitales y la extensión de las compañías multinacionales, las empresas modernas necesitan disponer de empleados cualificados y móviles. Y cuando no es posible encontrarlos in situ, se procede a traerlos de fuera. Actualmente hay negociaciones en curso para la liberalización de los intercambios de servicios a nivel internacional. Si se llega a un acuerdo en el caso de prestaciones de servicios que entrañen un desplazamiento de trabajadores, se podrían reforzar las migraciones temporales de mano de obra.
Algunos países de la OCDE han reconocido la importancia de este tipo de migraciones al aumentar la proporción de inmigrantes cualificados en sus autorizaciones para la entrada de nuevos trabajadores. Australia y Canadá acaban de reforzar su filtro selectivo para que el reclutamiento de trabajadores inmigrantes responda mejor a las necesidades del mercado de trabajo. En Japón la política de inmigración está centrada casi exclusivamente en este tipo de trabajadores cualificados. Y en los Estados Unidos, la cuota reservada a estos trabajadores ha aumentado a raíz de la nueva ley de inmigración de 1990.
De todos modos, las familias que acompañan a los trabajadores y la inmigración por reagrupación familiar son todavía los principales factores que explican el aumento de población inmigrante en los países de la OCDE (ver cuadro).
Un trasplante de población joven
La aportación de los inmigrantes al crecimiento anual de la población ha aumentado mucho en Europa en los últimos diez años. Entre 1983 y 1992, el saldo migratorio representa más del 50% del crecimiento de la población en los países de la Asociación Europea de Librecambio (Austria, Finlandia, Islandia, Liechtenstein, Noruega, Suecia, Suiza) y una parte equivalente a la del crecimiento natural (nacimientos menos muertes) en la Unión Europea. Su papel es menos importante en Oceanía y América del Norte, si bien el saldo migratorio representa, respectivamente, casi un tercio y un cuarto del crecimiento de la población total en ese periodo. En cambio, en Japón es casi desdeñable.
La población extranjera o inmigrante contribuye también al crecimiento natural del país que les acoge. Por ejemplo, en 1992, en Suiza uno de cada cuatro nacimientos era de origen extranjero, contra uno de cada diez en Alemania, en Bélgica, en Francia y en el Reino Unido.
En consecuencia, con respecto a la situación a principios de los años 80, la proporción de extranjeros o de inmigrantes dentro de la población total ha aumentado en la mayoría de los países de la OCDE, excepto en Bélgica, Canadá y Francia (ver cuadro). En los países europeos, la proporción de extranjeros oscila entre el 1% y el 9% de la población total -más en Suiza, con un 18%-, mientras que en Australia representa un 23%, en Canadá un 16% y en Estados Unidos un 8%. En este último país, entre los dos últimos censos (1980 y 1990), la población inmigrada ha aumentado en casi seis millones de personas, contra un poco más de un millón en Australia y medio millón en Canadá.
Inmigrantes a la busca de empleo
En varios países de la OCDE, los cambios económicos recientes, con la reducción de los efectivos en la industria, han hecho que los trabajadores extranjeros tengan más dificultades de empleo. Sin embargo, los trabajadores inmigrantes siguen presentes en el mercado laboral, y en algunos sectores, como el de los servicios, la parte de los inmigrantes en el empleo total crece. En Europa, los países con un mayor número de población activa extranjera son, por orden de importancia, Alemania, Francia, Reino Unido y Suiza (ver cuadro).
En algunos países, por ejemplo en Australia, Austria, Canadá, Estados Unidos, Luxemburgo, Holanda y Suiza, el porcentaje de extranjeros o de inmigrantes en la población activa es sensiblemente mayor que su porcentaje respecto a la población total. Esto se explica sobre todo porque entre los inmigrantes predomina la población en edad de trabajar.
La mayoría de los países de la OCDE ofrecen a los extranjeros la posibilidad de obtener una autorización para ocupar un empleo temporal o estacional con un contrato de trabajo. Australia, Canadá y Estados Unidos tienen programas especiales de reclutamiento de trabajadores extranjeros temporales para responder a las necesidades de la agricultura, la industria manufacturera, la construcción y los servicios. En 1993, las entradas de trabajadores temporales fueron alrededor de 180.000 en Canadá y Estados Unidos, y más de 40.000 en Australia. Programas similares existen también en Europa, sobre todo en Alemania, Francia, Holanda,
Reino Unido y Suiza.Acuerdos entre países de origen y de acogida
Para regular y limitar los flujos de trabajadores extranjeros, se han firmado algunos acuerdos entre los países de origen y los de acogida. Así lo ha hecho Francia con los países del África subsahariana; España ha firmado un acuerdo con Marruecos sobre la repatriación de inmigrantes marroquíes ilegales; en el marco de la Unión Europea se han establecido acuerdos con varios países de Europa central y oriental, para devolver a los inmigrantes ilegales que provienen de esos países o han pasado por ellos.
Desde 1990, las migraciones temporales de mano de obra han sido objeto de acuerdos bilaterales entre países de Europa Occidental y de Europa central y oriental. Una nueva forma de acuerdo bilateral concierne al empleo temporal de trabajadores en el marco de contratos de servicios y de subcontratación firmados entre un país de la OCDE y empresas extranjeras. Estas obtienen permisos de trabajo para que empleados suyos vengan a realizar un proyecto específico. Así, en Alemania, en 1992, había 100.000 trabajadores de Europa central y oriental realizando proyectos de este tipo. Suecia ha puesto en práctica una política de trabajos en prácticas para jóvenes de los países bálticos. Un plan finlandés prevé un programa de trabajo temporal para que residentes de países vecinos puedan trabajar en empresas conjuntas fino-rusas y fino-bálticas. También Japón practica desde 1993 un tipo de cooperación original con países en desarrollo de Asia, según un plan que conjuga el empleo y la formación del trabajador temporal.
Otra faceta de la cooperación internacional va dirigida a promover el desarrollo duradero de los países de emigración para que disminuya la incitación a buscar trabajo fuera. Varias medidas van en esta línea: la liberalización del comercio internacional, la integración económica entre países de una misma región, el aumento de las inversiones directas de los países de la OCDE en sectores que emplean abundante mano de obra en los países en desarrollo, y la mejora de los servicios de sanidad y educación.
Al tener que afrontar problemas comunes de inmigración, los países de la OCDE han adoptado desde principios de los años 90 medidas que se orientan en tres direcciones: mayor control de los flujos migratorios y lucha contra la inmigración clandestina; la integración de los inmigrantes o extranjeros ya instalados en el país de acogida; la ayuda al desarrollo y la promoción del empleo en los países de origen para reducir, a medio o largo plazo, la tendencia a emigrar.
_________________________(1) L’Observateur de l’OCDE (febrero-marzo 1995).(2) Tendances des migrations internationales. SOPEMI, Informe anual 1994. OCDE. París (1995).