El pasado día 11, las calles de Bangalore (Karnataka) fueron el escenario del llamado Peace Rally: una manifestación en contra del aumento de la violencia que están sufriendo los cristianos en diversos Estados de la India. Los más de 100.000 participantes presentaron a las autoridades estatales una carta dirigida al presidente y al primer ministro indios, en la que se pedía al gobierno que reprima la violencia y proteja los derechos constitucionales de los cristianos.
La manifestación ha sido la primera de una serie de movilizaciones previstas para el 4 de diciembre en todo el país. Especialmente desde hace un año, los cristianos de todas las confesiones han sufrido ataques violentos por parte de algunos grupos extremistas. Además de los daños causados a escuelas, hospitales, iglesias y cementerios, la violencia ha costado la vida a dos sacerdotes. Sin embargo, las autoridades estatales no han reaccionado.
Aunque la carta dirigida al gobierno confía en la eficacia de las fuerzas del orden, los cristianos solicitan el respeto de las garantías constitucionales, la igualdad ante la ley, el cese del acoso del gobierno a las instituciones educativas y la intervención, si fuera precisa, de las organizaciones internacionales.
Los cristianos dicen que la violencia obedece a un plan premeditado y orquestado por el World Hindu Congress (ver servicio 161/98). En la carta atribuyen la hostilidad de los hindúes a una disculpable ignorancia de la fe cristiana y desmienten las acusaciones que sirven a los grupos extremistas para justificar sus ataques.
En definitiva, el escrito reclama al gobierno la vuelta a la convivencia pacífica y que se reconozca la contribución de los cristianos a la mejora de las condiciones sociales del país.