El P. Angelo S. Lazzaroto, misionero durante muchos años en China, informa en Studi Cattolici (Milán, mayo 1998) sobre nuevas circunstancias que podrían permitir la difusión de textos cristianos en la República Popular China.
Esta información coincide con la noticia de la aparición en librerías de 40.000 ejemplares de una traducción de Los fundamentos de la libertad, de Friedrich Hayek. La fatal arrogancia había sido traducida en 1993, pero fue prohibida su venta, y el libro sólo puede encontrarse en bibliotecas.
Un año después del fallecimiento de Deng Xiaoping, va surgiendo un clima de cierta distensión en el campo editorial. De hecho, Los fundamentos de la libertad ha aparecido en una colección dedicada a cuestiones constitucionales, que incluye textos muy alejados de la ortodoxia marxista. Desde luego, esos libros llegan sólo a círculos restringidos, cuya condición académica supone un menor riesgo para las autoridades políticas.
Frédéric Bobin escribía en Le Monde (26-VI- 98) que el intelectual liberal, siempre que no cuestione el monopolio del PC, «es utilizado cínicamente para deslumbrar a los observadores extranjeros o, incluso, como punta de lanza ideológica que frene a los izquierdistas enemigos de la reforma económica». Pero añade el testimonio del traductor de Hayek: «Insensiblemente, el monopolio ideológico del Estado se resquebraja»; la incógnita es si el régimen «permitirá que continúe la reforma».
Por su parte, el P. Lazzarotto señala que «sigue siendo plenamente actual un despacho de Hong Kong que lamentaba hace un año el malestar de las comunidades católicas en China continental por la penuria de libros religiosos. Pero se hace cada vez más evidente un fenómeno impensable hasta hace poco: el interés de intelectuales incluso no cristianos por investigaciones y estudios sobre la religión y sobre el cristianismo en particular».
El régimen comunista, bien instalado en el poder, sigue defendiendo su monopolio cultural. Sin embargo, «en la Academia china de Ciencias Sociales, salió en 1995 una nueva revista titulada Cultura religiosa en el mundo, que muestra un intento de superar la visión reductiva de la religión, antes considerada sólo en el contexto de la producción y las relaciones sociales».
«Hace ya tiempo que se oye hablar de Cultural Christians (cristianos de la cultura, o cristianos culturales), con referencia al fenómeno del creciente interés de los intelectuales chinos por la religión y el cristianismo». La profesora Li Pingye, de la Asociación China de Estudios Religiosos, afirma que los intelectuales, especialmente los que han estudiado en Occidente, «han descubierto en el cristianismo una expresión espiritual, totalmente diferente de la cultura tradicional china, que no puede ser condicionada por ningún poder terreno. Encuentran un espíritu absoluto, eterno, sin límite, trascendente; un espíritu no reservado para Occidente, sino abierto a toda la humanidad».
De ahí surgen conversiones, como la de Yuan Zhiming, director de un programa de televisión, que huyó de China en 1989 y fue acogido en Estados Unidos: «En Princeton, lo que me atrajo hacia el cristianismo fue el amor que vi entre los cristianos (…). Después de la experiencia de Tiananmen, me sentía solo y pesimista».
Liu Xiaofeng, docente en Hong Kong y profesor honorario de la Universidad de Pekín, se refiere a varios organismos académicos de la propia China, «que han publicado estos últimos años varias monografías sobre temas cristianos, una historia del cristianismo chino, una historia del pensamiento cristiano, una enciclopedia de la cultura cristiana y una introducción a la Biblia. Existen ya dos revistas dedicadas a estudios cristianos, y está en preparación una tercera. Se trata de un fenómeno nuevo en China, que no deja de avanzar». Este fenómeno coincide con el debilitamiento del socialismo y el auge de la conciencia individual, a partir de la segunda mitad de los años ochenta.
Las líneas preferidas en las Universidades chinas estos últimos años han sido: «Investigaciones sobre el cristianismo como una de las más grandes religiones mundiales, con estudios referidos a filosofía, sociología, antropología y cultura; historia del pensamiento cristiano; historia del propio cristianismo, con especial atención a China; ciencias humanas, literatura y arte cristianos en Occidente y también en China; teología y principios del cristianismo».
No obstante, a juicio del P. Lazzarotto, conviene ser prudentes: «Las voces de los intelectuales convencidos de la validez del cristianismo para la renovación de la cultura tradicional o para la vida del individuo, pueden ser todavía fácilmente sofocadas. Se trata de semillas prometedoras, que brotan tímidamente en un terreno aún congelado, pero darán abundantes frutos a largo plazo».