Iniciativas
El aumento de la longevidad plantea el problema de cómo atender a los ancianos, especialmente ahora que las familias, en muchos casos, por diversas razones no pueden hacerse cargo de ellos. Gran número de ancianos viven solos, y llega un momento en que no pueden estar sin ayuda. De ahí que se recurra a las residencias. Pero son una solución cara. En Estados Unidos, donde el 12% de la población tiene más de 65 años, más del 40% de las personas mayores pasan al menos alguna temporada en las residencias, que consumen el 70% del presupuesto de Medicaid, el seguro médico para ancianos.
Además, este recurso no es satisfactorio para la mayoría de los ancianos: el 80% prefieren quedarse en sus propios hogares, según una encuesta de la Asociación Americana de Jubilados. Gran parte de ellos no necesitan la atención especializada que da una residencia, y podrían seguir en casa si contaran con alguna ayuda doméstica. Pero no todos pueden costearse tales servicios. De modo que se está buscando otras soluciones. The Economist (4-XII-93) cuenta una de ellas.
Para que las personas mayores no tengan que ir a una residencia, la Fundación Robert Wood Johnson ha puesto en marcha, por ahora de forma experimental, un plan del que están beneficiándose unos 50.000 ancianos en 450 urbanizaciones para pensionistas. Las personas mayores siguen viviendo de modo independiente en sus casas, pero comparten los servicios que necesitan -limpieza, cocina, lavado de ropa, transporte…-, para lo que contratan el personal preciso de común acuerdo. Para cada uno, es más barato que tener asistencia doméstica individual. Un coordinador, con dedicación completa o parcial, se encarga de organizar todo.
Por ahora, el sistema se ha puesto en práctica sólo en zonas residenciales para ancianos. Pero la Fundación espera poder extenderlo a barrios normales con gran concentración de personas mayores.