«Harumi» es una residencia de ancianos situada en uno de los barrios más prósperos en pleno centro de Tokio. Comenzó a funcionar hace dos años. Por su ubicación y por la calidad del trato que en ella se recibe cubrió inmediatamente sus 80 plazas, y cuenta con una lista de espera de más de 70 personas. Pero la característica más peculiar de esta residencia es que, en el mismo edificio, hay una guardería y una escuela de segunda enseñanza.
«Harumi» es el primer complejo de Japón que reúne estas tres instalaciones, que se edificaron juntas para aprovechar al máximo el espacio disponible en el barrio, cuyo suelo es el más caro de todo el país. Pero en el tiempo transcurrido se ha podido comprobar que las ventajas no son sólo económicas. La convivencia de los estudiantes con los ancianos beneficia tanto a unos como a otros. Los ancianos reciben con frecuencia visitas cuando terminan las clases, y asisten a los festivales organizados en la escuela y en la guardería.
Los jóvenes, por su parte, tienen la posibilidad de estar con sus mayores, ahora que en Japón se empieza a producir la ruptura del modelo tradicional de familia, en el que tres generaciones solían convivir en el mismo hogar. En palabras del vicepresidente de la residencia, «los chicos que crecen en contacto con personas mayores son más felices». Se educan en la convivencia y en la preocupación por los demás, y pueden aprender de ellos.
Hasta ahora se pensaba que el mejor lugar para las residencias de ancianos era el campo, por el contacto con la naturaleza y el alejamiento del estrés urbano. «Harumi», aparte de facilitar que los ancianos convivan con gente joven, está demostrando -recibe al año unas 800 visitas- que su ubicación en pleno centro de la ciudad permite a los familiares desplazarse a ella con más frecuencia.