Anastasia Toufexis avisa contra la manipulación que a menudo se esconde tras la constante difusión de estadísticas y encuestas (Time, 26-IV-93).
La mayoría de los norteamericanos han oído números como éstos: en Estados Unidos, el 10% de los hombres son homosexuales, 2,7 millones de niños sufren malos tratos, una de cada ocho mujeres padecerá cáncer de mama. Políticos, activistas, gente dedicada a recaudar fondos, científicos y, sí, también periodistas lanzan continuamente sobre el público incauto asombrosas estadísticas como ésas. Los números se presentan como si tuviesen toda la autoridad de la verdad científica. No es así.
El hecho es que en Estados Unidos gran parte de los programas políticos y sociales se basan en cifras no confirmadas. Las estadísticas sobre delincuencia, pobreza, personas sin hogar, paro, toxicomanía, riesgos derivados de sustancias tóxicas, acoso sexual -en realidad, cualquier asunto relacionado con el sexo- son escandalosamente sospechosas.
A veces, se utilizan cifras erróneas sin mala intención: son los datos más precisos de que se dispone, aunque todo el mundo sabe que son cálculos aproximados. Durante muchos años, la encuesta de Kinsey ha sido la única que había sobre comportamiento sexual. En cuanto al comercio ilícito de drogas, en realidad nadie tiene idea de su volumen, aunque generalmente se manejan números del orden de miles de millones de dólares. En una ocasión, Mitch Snyder, el desaparecido activista en favor de las personas sin hogar, reconoció que las cifras que él mismo utilizaba no tenían fundamento. «Hemos intentado satisfacer vuestra irresistible curiosidad por el número [de personas sin hogar] -dijo ante una comisión del Congreso-, porque somos norteamericanos, occidentales de mente estrecha, y tenemos que cuantificar todo lo que vemos, podamos o no».
Pero, con demasiada frecuencia, se emplean deliberadamente cifras exageradas para engañar, recaudar fondos o sacar adelante un determinado proyecto. «Muchas estadísticas provienen de personas que tienen intereses creados», advierte la periodista Cynthia Crossen, que está escribiendo un libro sobre cómo se manipulan los números en las encuestas y estadísticas.
La Sociedad Americana contra el Cáncer ha dicho que una de cada ocho o nueve mujeres padecerá cáncer de mama, aunque esta aterradora estadística está hecha suponiendo en las mujeres una longevidad media inverosímil. Las organizaciones ecologistas acostumbran presentar las hipótesis más alarmantes para hinchar la amenaza del calentamiento de la Tierra.
Algunos políticos ultraconservadores y la mayoría de los grupos de presión que militan en favor de la libertad de poseer armas, a menudo citan cifras que dan la impresión de que el país padece una ola de criminalidad sin precedentes; sin embargo, parece que disminuye el número de homicidios y otros delitos, según datos de las fuerzas del orden.
Por su parte, las organizaciones de defensa de la infancia repiten que 2,7 millones de niños sufren malos tratos graves. Pero ese número corresponde al total de denuncias de malos tratos, no al de casos confirmados, advierte Douglas Besharow, ex director del Centro nacional sobre malos tratos a niños. Además, contra lo que la gente cree, el número incluye no sólo los casos de agresiones físicas o sexuales, sino también los de las llamadas negligencia educativa y atención insuficiente. Besharow reduce los casos de malos tratos a 420.000, aunque algunos expertos dicen que ese número es demasiado bajo.