Contrapunto
Un tribunal de Assen (Holanda) ha absuelto a un psiquiatra que en 1991 había ayudado a suicidarse a una mujer de 50 años, para evitarle el sufrimiento moral (cfr. servicio 54/93). La mujer había perdido a sus dos hijos: uno se había suicidado en 1986 y otro había muerto por enfermedad en 1991. Además, acababa de divorciarse. El tribunal ha dictaminado que el sufrimiento de la paciente era insoportable, aunque no estuviese mortalmente enferma. Es la primera vez que un tribunal se pronuncia en Holanda sobre un caso de cooperación al suicidio por sufrimiento moral y no físico. La resolución de este caso muestra la lógica implícita en la admisión de la eutanasia: aunque al principio se plantee sólo para evitar el dolor físico insoportable de los enfermos terminales, después se va ampliando hasta abarcar todo tipo de sufrimiento que resulte subjetivamente intolerable. Y, sin duda, muchas veces las tendencias suicidas se deben a sufrimientos morales. El tribunal ha estimado que el psiquiatra actuó escrupulosamente, ya que consultó con 7 colegas, de los cuales 6 estuvieron de acuerdo con él. Lo cual no dice mucho en favor de la capacidad terapéutica de los psiquiatras holandeses.
Ignacio Aréchaga