La situación del empleo se ha deteriorado en todo el mundo, según subraya la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en su informe anual. Las únicas excepciones a este cuadro sombrío se dan en Asia y en Latinoamérica, aunque en este segundo caso al precio de una baja notable de salarios.
Asia, el continente más populoso, es también donde se está creando más empleo: «Sólo en Asia el crecimiento es sostenido y el empleo aumenta netamente», asegura el informe. Hasta el punto de que los «tigres asiáticos» (Corea del Sur, Hong Kong, Taiwán, Singapur, Tailandia y Malasia) sufren una penuria de mano de obra y algunos deben recurrir a trabajadores inmigrantes. También inspira cierto optimismo la situación de Latinoamérica, donde la tasa de paro ha bajado del 10% al 8% en los últimos seis años. Sin embargo, esto ha ido acompañado de una apreciable baja de salarios: en diez años, el salario mínimo ha perdido un 35% de su valor como media y un 17,5% en la industria.
La crisis del empleo no distingue entre países industrializados y subdesarrollados. En los países de la OCDE, que registran ya 32,3 millones de desempleados, la tasa de paro subió en el pasado año del 7,4% al 8,2%. Y en una zona pobre como el África subsahariana, el paro afecta a uno de cada cinco trabajadores en las ciudades, y crece a un ritmo del 10% anual. La situación en los países europeos es poco esperanzadora, ya que -a diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos- ni tan siquiera los periodos de crecimiento han permitido hacer retroceder el número de parados.
En los países ex comunistas del Este de Europa los parados registrados ascienden ya a cerca de 8 millones y la inflación ha erosionado mucho los salarios netos. El informe precisa que el empleo ha disminuido en el sector estatal, pero ha aumentado mucho en el sector privado como consecuencia de las privatizaciones y de la creación de nuevas empresas. Sin embargo, los nuevos empleos no han bastado para cubrir los perdidos. Así, en Polonia, el sector estatal ha perdido el triple de los empleos creados en el privado.
También suscita inquietud el crecimiento del paro en los países exportadores de petróleo de Oriente Medio, sobre todo después de la guerra del Golfo. Esto ha provocado el retorno de inmigrantes a sus países de origen en esa zona.
En cualquier caso, la OIT considera que la situación actual no es comparable a la de la Gran Depresión de los años 30, entre otras cosas porque entonces los trabajadores no gozaban de protección social.
Por otra parte, el informe de la OIT denuncia que, todavía hoy, millones de trabajadores siguen sometidos a prácticas de trabajo forzado. En algunos países africanos (Mauritania, Sudán) se da bajo la forma de esclavitud tradicional, mientras que en Asia (India, Pakistán) muchos caen en la «servidumbre por deudas», situación que se transmite de padres a hijos.