China pone en libertad a 17 católicos detenidos

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En los últimos meses, el régimen chino ha puesto en libertad al menos a 17 obispos, sacerdotes y laicos católicos que estaban presos por causa de su religión, según la agencia Associated Press. La mayor parte de ellos habían sido detenidos a finales de 1990 o en 1991 por intentar crear una organización de católicos fieles al Papa. Entre ellos está el septuagenario obispo Yang Libo, que estuvo encarcelado en otras cuatro ocasiones anteriores. Su liberación se conoció a principios de febrero y ahora ha podido ser confirmada. Otros fueron detenidos el año pasado y han quedado en libertad sin ser juzgados.

La fuente de estas informaciones es John T. Kamm, un empresario de Hong Kong que realiza actividades en favor de los derechos humanos en China. En su último viaje a este país, Kamm presentó a las autoridades una lista de presos católicos, y le dijeron que 18 de ellos habían sido liberados. El empresario ha podido confirmar, mediante fuentes independientes, todas las liberaciones menos una: la del sacerdote Pei Zhenping, detenido en 1989 por intentar celebrar Misa al aire libre en un pueblo donde las autoridades habían negado el permiso para utilizar la iglesia.

La excarcelación de obispos y sacerdotes chinos no significa que puedan reanudar su ministerio. Algunos de los mayores en edad quedan confinados y se les impide todo contacto con el exterior. En esa situación se encontraba Mons. Fan Xueyan, obispo de Baoding, que murió el año pasado, a los 85 de edad, en un lugar desconocido, después de pasar más de un cuarto de siglo detenido, a lo largo de cuatro periodos.

No es fácil adivinar a qué obedecen las recientes liberaciones. Después de abrir la mano a comienzos de los 80, en 1989 el régimen chino inició una nueva ola de detenciones de católicos, dentro de la represión general que siguió al aplastamiento de la protesta de la plaza Tiananmen. El año pasado fueron puestos en libertad algunos sacerdotes y obispos ancianos; pero hubo también nuevos encarcelamientos. Kamm ha declarado que, con las últimas liberaciones, el régimen tal vez pretenda limpiar su imagen para promover la candidatura de China a organizar los Juegos Olímpicos del año 2000 y evitar que Estados Unidos le retire los beneficios comerciales de que disfruta. En los últimos meses, Pekín ha liberado también a cinco presos políticos.

Sin embargo, Kamm cree que «estas liberaciones no son prueba de que la libertad religiosa experimente una mejora sustancial». A este propósito recuerda que sigue en vigor un documento del Partido, que en 1991 instaba a eliminar las Iglesias clandestinas -la católica fiel al Papa, principalmente-, a las que definía como instrumentos de fuerzas extranjeras hostiles.

No se sabe cuántos católicos permanecen en prisión; se cree que unos 60 clérigos. Kamm dice que se tiene noticias de al menos 18 que fueron detenidos entre 1990 y 1991 y no han sido liberados. Hay, además, otros encarcelados desde hace más tiempo; entre ellos, el obispo Wang Milu, de 53 años, detenido en 1983 y condenado a diez años.

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