La elección del sexo de un bebé no es posible todavía
La técnica no es nueva, el negocio sí
Ha creado polémica en el Reino Unido la reciente apertura de una clínica, la London Gender Clinic, que ofrece a las parejas la posibilidad de elegir el sexo de sus hijos. La preocupación ha prendido en los ambientes médicos del país, que exigen una regulación o el cierre de este centro, al temerse que éste sea el primer paso hacia los bebés de encargo.
Ante el vacío legal, los directores de la controvertida clínica, el bioquímico Peter Liu y el patólogo Alan Rose, han establecido sus propias reglas: sólo pueden recibir el tratamiento las parejas con un hijo al menos, y que deseen tener otro de diferente sexo. Los clientes deben comprometerse a no recurrir al aborto en caso de que el tratamiento falle. El doctor Liu admitió, sin embargo, que la clínica no podía asegurar que sus clientes cumplieran este compromiso. Las tarifas ascienden a 650 libras (120.000 pesetas) por un primer tratamiento, aunque por lo general hace falta más de uno.
A pesar del ruido que ha provocado, la novedad está más en el negocio que en la técnica. La clínica de Londres aplica una técnica desarrollada en 1973 por el doctor norteamericano Ronald Ericsson, cuya eficacia nunca ha sido confirmada. Su inventor asegura una fiabilidad del 75-80%, lo cual no es tanto, habida cuenta que de entrada tiene ya un 50% de probabilidad. Según los especialistas, sólo técnicas que superaran el 90% podrían considerarse eficaces.
El objetivo es seleccionar en el semen los espermatozoides con cromosoma X o Y, para utilizar unos u otros en la inseminación artificial según los deseos de la pareja. Pero estas técnicas que se experimentan desde hace varias décadas han resultado más complejas de lo que se creía. Por otra parte, el principal problema es conseguir seleccionar esas células sin alterarlas, para no dañar el desarrollo futuro del feto.
Aparte de la dificultad técnica, es la misma idea de la selección de sexo lo que plantea problemas éticos. La British Medical Association ha recomendado a todos sus afiliados que eviten las prácticas de este tipo. El gobierno británico ha pedido el consejo de varios expertos antes de tomar una decisión.
En la práctica, la selección de sexo está empezando a ser una realidad, pero después de la fecundación. El avance de los métodos de diagnóstico prenatal permite conocer el sexo del niño en fases cada vez más tempranas y, en su caso, abortar. En la India, este procedimiento llevó a eliminar miles de fetos de sexo femenino, hasta que el gobierno lo prohibió. También se están desarrollando métodos para detectar el sexo de embriones obtenidos por fecundación in vitro, lo que permitiría implantar después en el útero materno el embrión del sexo deseado.
En principio, estas técnicas se han justificado como un medio para evitar la transmisión de ciertas enfermedades hereditarias ligadas al sexo, como la hemofilia. Sin embargo, hay quien se pregunta si la selección de sexo a gusto de los padres no es más que la prolongación lógica del control que ya ejercen sobre la reproducción con los anticonceptivos y el aborto.
La Federación internacional de ginecólogos y tocólogos, que agrupa a profesionales de 95 países, se ha decantado de forma curiosa sobre el tema. Según el presidente de su comité de ética, Claude Sureau, en declaraciones recogidas por Le Figaro (27-I-93), la federación distingue dos casos: «En la selección de sexo sin aborto, tenemos una actitud reservada, sin oposición sistemática. Seremos reticentes, sin embargo, ante los usos que constituyan medios de discriminación sexual. Aparte de esto, somos conscientes de que en ciertos casos, sociales o personales, puede ser juicioso elegir el sexo de los hijos».
Entre esas circunstancias sociales, Sureau mencionó las de la India, «donde las mujeres que sólo tienen hijas son despreciadas». En cuanto a la selección con aborto, la Federación no se ha puesto de acuerdo. Frente a los que se oponen al aborto en cualquiera de sus formas, los partidarios del mismo consideran que el hecho de tener un hijo cuyo sexo «no convenga» se integraría en las situaciones de «angustia». Por su parte, el presidente del Consejo Nacional de la Orden de Médicos franceses, Prof. Glorion, ha declarado que proyectos como el de la clínica de Londres son «inadmisibles».