Tras la práctica desaparición de UPI (United Press International), sólo quedan en pie tres grandes agencias de prensa internacionales: la francesa AFP (Agence France-Presse), la americana AP (Associated Press) y la británica Reuter.
AFP ha sido noticia estos días por el relevo de su presidente, Claude Moisy, después de tres años de mandato. Moisy ha tenido que enfrentarse a uno de los problemas más importantes de la agencia estatal: el déficit, que en 1990 era superior a los 50 millones de francos, y que ha conseguido reducir a 28 millones. AFP lucha por mantener su status de gran agencia frente a sus dos gigantescos competidores. Entre los inconvenientes a los que debe enfrentarse están su excesiva dependencia del Estado en la financiación -un 48% de sus recursos provienen de abonados públicos- y la falta de un mercado nacional suficientemente poderoso. Entre sus clientes, AFP cuenta con 70 periódicos y 25 empresas audiovisuales francesas; mientras que AP tiene entre sus abonados 1.600 periódicos y 6.000 emisoras de radio y televisión norteamericanos.
France-Presse tiene un volumen de negocios de 175 millones de dólares. Cuenta con dos mil empleados, de los cuales 1.100 son periodistas y fotógrafos. Entre sus 12.500 clientes hay medios de comunicación -de los que proviene el 37% de los ingresos de la agencia-, bancos, empresas y organismos públicos. Uno de los servicios en que AFP resulta más competitiva es el de telefoto.
Claude Moisy no es partidario de la privatización de AFP. «Sería una aberración -afirma en L’Express (15-I-93)-. La recogida y difusión de información en el mundo no constituye una actividad rentable. No imagino ni por un segundo a un inversor privado que quiera lanzarse a tal operación». Considera que el caso de AFP no es comparable con AP -asistida por un fuerte mercado nacional- ni con Reuter, que se ha convertido en uno de los auxiliares principales de los mercados financieros. De todos modos, es consciente de que sería muy negativo para la imagen de France-Presse que el poder tratara de imponer en la presidencia a alguien que le fuera favorable.
Reuter continúa siendo hoy la agencia de prensa más importante por su volumen de negocios (2.743 millones de dólares), por sus beneficios (429 millones) y por su personal. En ella participan intereses británicos, norteamericanos y australianos, y sus acciones cotizan en las bolsas de Londres y Nueva York. Sus noticias se difunden en cuatro lenguas y tiene oficinas en 78 países.
Curiosamente, Reuter no tiene a su principal clientela entre los medios de comunicación, que sólo constituyen el 6% de su volumen de negocios. El resto proviene de los servicios económicos y financieros a bolsas, bancos, agentes de cambio y otros. La especialización de Reuter en información económica ha cristalizado en dos servicios específicos: Globex y 2000-2. La oferta de una buena información económica se ha convertido en campo de batalla para las tres agencias rivales. France-Presse da esta información a través de AX-Extel-News, mientras que Associated Press lo hace mediante AP-Dow Jones.
La agencia AP es una cooperativa de periódicos y emisoras de radio y televisión, y disfruta en la práctica de un monopolio en los Estados Unidos: el 97% de los periódicos norteamericanos están abonados. Pero tampoco faltan los clientes en el extranjero: 8.500, conseguidos gracias a 229 oficinas repartidas por todo el mundo. De su volumen de negocios (330 millones de dólares), el 76% proviene de los medios de comunicación.