Una propuesta de cheque escolar, que se someterá a referéndum en California el mismo día de las elecciones presidenciales, se está convirtiendo en un tema decisivo en la confrontación entre George Bush y Al Gore en este importante Estado.
La iniciativa va más allá de las experiencias de cheque escolar que se están implantando en diversos Estados. La propuesta de California daría a todos los padres, independientemente de su renta, 4.000 dólares anuales (4.340 euros) para pagar la enseñanza en un hijo en una escuela privada, fuera o no confesional.
El promotor de la iniciativa es Timothy Draper, un inversor en proyectos de Silicon Valley, experto en recolección de fondos para los republicanos. Como padre decepcionado con la escuela pública, Draper no se limitó a llevar a sus hijos a una escuela privada, sino que ha impulsado esta iniciativa con la que pretende cambiar radicalmente el panorama educativo de California. Él no necesita el dinero público para pagar la escuela privada de sus hijos, pues tiene millones. Pero está dispuesto a gastar 20 millones de dólares de su bolsillo en una iniciativa que, según el corresponsal del Washington Post (20-VII-2000) «promete dominar las elecciones de noviembre en California y despierta la posibilidad de atraer nuevos electores a los comicios» con lo que podría inclinar la balanza entre Bush y Gore.
Por lo general, Gore es contrario al cheque escolar, mientras que Bush es más bien partidario. Pero ninguno de los dos se ha pronunciado por ahora respecto a la iniciativa Draper, por temor a alejarse del centro en las elecciones. Sin embargo, los sondeos nacionales muestran que el cheque escolar gana popularidad entre las familias con limitados recursos, que lo ven como la única opción para pagar una enseñanza mejor (cfr. servicio 20/00).
Los adversarios de la iniciativa (los sindicatos de profesores de la enseñanza estatal, el gobernador actual de California, demócrata, y otros oponentes) están dispuestos a lanzarse a la batalla, en la que ambas partes gastarán en conjunto unos 50 millones.
El debate replantea los argumentos habituales a favor y en contra del cheque escolar. Los adversarios dicen que el plan costará miles de millones a los contribuyentes, y que será más difícil controlar que los centros privados cumplen los requisitos exigidos. También alegan que el destinar dinero público a escuelas de instituciones religiosas viola el principio constitucional de separación entre Iglesia y Estado. Los partidarios aseguran que los cheques ahorrarán dinero público; ya en 1993, el coste del puesto escolar público era de 5.100 dólares. Y, sobre todo, será un revulsivo para que tanto las escuelas públicas como las privadas se esfuercen por mejorar, pues tendrán que atraerse a los padres. Los profesores de la enseñanza pública temen que buena parte de sus 6 millones de alumnos se vayan a la privada, donde ya estudian 600.000 niños, con lo que peligrarían sus empleos.
Como en otros temas polémicos antes sometidos a referéndum (reducción de impuestos, discriminación positiva,…), los votos de California son indicativos del humor del electorado nacional. Ya en 1993, una propuesta de cheque escolar en California fue derrotada en referéndum por amplio margen. No tanto porque la gente estuviera satisfecha con la escuela pública, como porque les parecía que la fórmula de cheque escolar propuesta no garantizaba que los centros privados cumplieran unos requisitos mínimos fijados por las autoridades. Este es un aspecto que deberá tener en cuenta la nueva iniciativa, que puede beneficiarse del creciente respaldo social a la libertad de elegir escuela.
Aunque ganara en el referéndum, la iniciativa debería pasar después el test de constitucionalidad en los tribunales. Por el momento, los tribunales han favorecido a uno u otro bando, según fueran las condiciones legales de la fórmula de cheque empleada (ver servicio 150/99).