Obtener la condición de refugiado en Europa se está poniendo cada vez más difícil. Diversos países de la Unión Europea están endureciendo los requisitos necesarios, habida cuenta de la masiva llegada de emigrantes de países en guerra o en precaria situación social.
El caso más reciente es el de Gran Bretaña. La semana pasada el gobierno aprobó la Ley de Inmigración y Asilo, que hace a su país menos atractivo para los refugiados. A partir de ahora, estos no recibirán ayudas públicas en efectivo, sino un vale de 58 dólares por persona y semana, que podrá ser canjeado por bienes. Asimismo, los refugiados no podrán establecerse donde quieran. Los que carezcan de sitio adonde ir serán enviados a alguna de las trece áreas designadas por el gobierno.
El gobierno inglés también ha anunciado que se agilizará el proceso para resolver las peticiones de asilo y se restringirán las posibilidades de apelación para los peticionarios rechazados. Además, impondrá sanciones -3.300 dólares por pasajero- a los conductores que sean descubiertos transportando inmigrantes clandestinos.
En 1999 hubo en el Reino Unido 71.000 peticiones de asilo, cuando en 1997 eran 41.000 y en 1989, 5.000. El año pasado se resolvieron favorablemente 32.320 casos, y a otro 11% se les concedió un permiso excepcional. Cien mil personas esperan que se resuelva su petición. Algunas llevan más de cinco años en esta situación.
Gran Bretaña es el último país europeo que ha decidido endurecer las condiciones para entrar como refugiado. Según la Convención de Ginebra de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados, pueden solicitar esta protección los que tengan fundados motivos de ser perseguidos en su país por motivos de raza, religión, opiniones políticas o pertenencia a determinado grupo social. Sin embargo, muchos de los peticionarios invocan hoy esta condición en busca de mejores condiciones de vida, para forzar la entrada en países que han cerrado la espita de la inmigración legal (ver servicio 60/99).
Alemania, que tenía una de las legislaciones más abiertas a los refugiados, adoptó también una nueva ley que ha supuesto un descenso del número de peticionarios: tras alcanzar un máximo de 513.000 peticiones en 1993, ha bajado a 147.000 en 1998 y a 136.000 en 1999. Y cada vez es menos sencillo obtener el asilo: en 1998 prosperó el 4% de las solicitudes; el año pasado, aún menos. Otros países europeos han impulsado medidas restrictivas o piensan hacerlo, debido al aluvión de personas llegadas de Europa del Este. Austria -que impuso estas medidas bajo el gobierno de coalición entre socialistas y democristianos-, Suiza, Italia y Holanda son algunos ejemplos. Según Peer Baneke, secretario del Consejo General de Refugiados y Exiliados en Europa, no ha surgido en el continente ninguna política favorable a los refugiados, y además se están aprobando leyes que hacen el asilo cada vez más difícil.