Libro variadísimo y destacado. Escribir para fijarse, para caer en la cuenta, vagabundeos mentales, trivialidades que “atrapan una pequeña verdad en mangas de camisa”, huir de los ajustes de cuentas, anotar lo bello, lo alegre, lo pequeño pero sorprendente, lo luminoso: aquí algunos de los principios declarados y cumplidos que inspiran estas páginas. Recuerdos, crónicas breves, apuntes al sesgo, microrrelatos, pequeños poemas, humoradas luminosas, pensamientos sobre la escritura, el teatro y otras artes; retratos de escritores preferidos, notas de lectura, de revisiones, de paseos, espejos y espejismos. Ordóñez (1957), escritor y crítico teatral, nos brinda una muestra de sus escritos más personales, un festín de cultura, sentido común y búsqueda de la sabiduría. También está presente la lucha por la vida, el dolor y la enfermedad, lo que no gusta de la sociedad y de los demás, aunque sin el tono llorón frecuente en libros de este género.
Resume su poética diarista: “Tratar de sujetar lo que escapa del paso de los días, pensar con un poco de calma, y correr en libertad, jugando con tonos y géneros”. La lectura, la escritura y el teatro están en cada página. Citas, reflexiones sobre el papel del crítico, defensa de escritores preferidos, anécdotas del mundillo (sin chismes). Mucho ocurre en Barcelona o alrededores, pero más allá de calles, bares o lugares, casi todo es de interés general. Abundantes libros metidos en uno, pero también canciones, películas y series. Y gatos. Aunque el autor se describe como sombrón, quejoso, egocéntrico y sufridor, en estas páginas hay un esfuerzo por sobreponerse y el tono general es positivo.
Dice casi al final que “hay libros en los que se está muy bien. Da gusto calzarse las botas y los ojos del autor y salir a caminar por sus paisajes”. Eso ocurre con estos diarios. Ordóñez ha publicado hasta ahora algunas novelas, relatos, artículos y críticas, libros memorialísticos y semblanzas de personas del mundo del espectáculo (Alfredo Landa, Perico Vidal o Nuria Espert). Ahora se suma a la lista de diaristas españoles vivos de gran interés (Jiménez Lozano, Uriarte, Llop, Vidal-Folch, Trapiello o García Martín, entre otros). Un libro, como suele ocurrir en este género, que nos llevará a muchos otros.