Uno de los grandes retos a los que se enfrenta el mundo actual es la lucha contra la desigualdad económica. A pesar de las políticas e iniciativas desplegadas para reducirla, los resultados obtenidos son más bien modestos. Ante esta constatación, Walter Scheidel, historiador multifacético, profesor de Humanidades, Clásicas, Historia y Biología Humana en la Universidad de Stanford, se plantea la pregunta: ¿es realmente posible, en un contexto estable y pacífico, conseguir una reducción significativa de la desigualdad? Tras estudiar la historia de la civilización, cree que no.
Para llegar a esta sorprendente e incluso provocativa respuesta, Scheidel, inspirado por los polémicos planteamientos del economista Thomas Piketty sobre la desigualdad económica, desarrolla un exhaustivo trabajo de investigación histórica sobre la distribución de ingresos y riqueza. Llega así a la conclusión de que, en una amplia variedad de sociedades con distintos niveles de desarrollo, los periodos de estabilidad favorecieron la desigualdad económica. A su vez, sostiene que la concentración de recursos económicos “en manos de unos pocos” obedece, fundamentalmente, a dos factores: el desarrollo económico y la “conducta depredadora” de los que disfrutan de mejores condiciones.
Si bien Scheidel demuestra que la desigualdad ha crecido o se ha mantenido bastante estable durante prácticamente toda la historia documentada, también encuentra periodos y lugares concretos en los que se han registrado reducciones significativas de la desigualdad. Busca el factor que en el transcurso de la historia ha actuado como “Gran Nivelador”. Y afirma que es la violencia. En concreto, la acción de cuatro tipos de rupturas violentas, a las que el autor denomina “los cuatro jinetes de la equiparación”: las guerras con movilizaciones masivas, las revoluciones transformadoras, el colapso del Estado y las pandemias letales. Gran parte del libro se dedica a exponer las diferentes civilizaciones, lugares y momentos históricos donde se dieron o confluyeron estos “cuatro jinetes”, cuya consecuencia, si bien con efectos dramáticos, fue la reducción temporal de la desigualdad.
El ensayo, pues, se sitúa en una determinada opción ideológica, que resulta discutible, y que se enfrenta con otros estudios que evidencian los logros de la lucha por reducir la desigualdad. Pero la perspectiva histórica que ofrece es interesante para entender el debate actual. A juicio de Scheidel, si hoy no somos capaces de conseguir de manera global y pacífica una reducción de la acumulación de capitales y de concentración de ingresos, puede que la historia se repita y que venga “acompañada de tristeza”.