Con Otro cielo, su primer poemario, el autor, nacido en Pamplona en 1993, doctorando en Historia Contemporánea por la Universidad de Navarra, ha obtenido el Premio Alegría del Ayuntamiento de Santander de 2016, al que han concurrido más de quinientos poetas. En el acta del jurado, se lee en la solapa del libro, se elogia “la maestría en el uso de aspectos formales, que crea una atmósfera de belleza que transmite poderosamente las sensaciones y los pensamientos del autor”.
El texto se divide en cinco partes: “Viento del Norte”, “Viento del Sur”, “Viento del Este”, “Viento del Oeste” y “Puntos Cardinales” –esta la componen quince haikus–, que son variaciones sobre la presencia de la luz, de la belleza en lo cotidiano. El poeta logra la difícil armonía entre emoción y pensamiento. La contemplación de la naturaleza tiene un papel importante a lo largo del poemario, pero no se trata de una mirada esteticista, fría, sino cargada de humanidad, y tampoco faltan las referencias urbanas.
Se trata de poemas más bien breves, descriptivos de lugares y sucesos, con un ritmo logrado, sereno, merced al uso frecuente, aunque no exclusivo, del verso endecasílabo, y en los que el encabalgamiento es otro recurso estilístico frecuente. Sirva de ejemplo el poderoso arranque del libro: Pálidos bustos de belleza griega… Esa capacidad de observación, de admiración del detalle, se expresa con bellas imágenes, que sorprenden al lector (“Cuando nieva, el mundo es un museo / de alegres bodegones plateados”) y que contribuyen a trascender hacia el asombro, como en este haiku (“Las olas del mar / se entierran con la luna / bajo la arena”). Estamos, por tanto, ante un primer libro muy logrado.
