Este amplio territorio está formado por 1.355 pueblos; de ellos, más de la mitad tienen menos de cien habitantes. “Demotanasia” es el nombre que se da en Los últimos a este proceso de abandono y muerte de tantos pueblos.
Los últimos no es un sesudo ensayo sobre la situación en que se encuentra esta zona al borde de la extinción. Es un viaje periodístico que el autor realiza dando la voz a los protagonistas: los escasos y a veces singulares vecinos que todavía viven en estos lugares. De la mano de estos resistentes, se habla con realismo sobre sus condiciones de vida, los servicios con que cuentan y las posibilidades de trabajar. No comparte el autor la visión idílica que pueden tener quienes deciden dejar las grandes ciudades para encontrar en estos pueblos la anhelada paz y tranquilidad. Cerdà opina que una de las soluciones a la desertización puede estar en este “neorruralismo”, siempre que se conozcan muy bien lo que ofrece cada pueblo y las dificultades que conlleva una vida solitaria y con muy pocos, si los hay, servicios comunitarios.
Las tranquilas conversaciones que tiene con estos vecinos, lo mejor del libro, son muy variadas y abordan diferentes perspectivas sobre la realidad y los problemas de lo que Cerdà denomina “la Laponia española”. Las conversaciones son francas, humanas, certeras, sencillas; muestran a las claras la realidad, plantean muchas preguntas y también se ofrecen algunas soluciones.
En La España vacía, Sergio del Molino (1979) reflexiona también sobre esta dura realidad de la desertización del mundo rural. El autor no aborda de manera directa el tema, sino que al hilo de películas y novelas que reflejan ese fenómeno, va mostrando la historia del “menosprecio de corte y alabanza de aldea”, y al revés.
El libro tiene partes de memorialismo, como cuando el autor relata anécdotas de su trabajo como periodista en Zaragoza y sus frecuentes visitas a los pueblos de la provincia para redactar alguna noticia o reportaje. Hay también referencias a la literatura de escritores jóvenes que están recuperando una mirada al mundo rural mucho más natural, sin impostar.
Para Sergio del Molino hay dos Españas: la urbana y europea, y la interior, rural y despoblada, que lo es más a partir de lo que él llama el “Gran Trauma”: el masivo éxodo rural de 1950 a 1970. Desde entonces, “miles de aldeas desaparecieron y otras quedaron como residencias de ancianos”.
Cerdà y Del Molino, en fin, abordan un tema sociológico peliagudo, pero con connotaciones literarias y periodísticas muy atrayentes. Por ejemplo, la novela que ha dado más fama al escritor leonés Julio Llamazares es La lluvia amarilla, inspirada en la desaparición del último habitante de un pueblo soriano. Por otro lado, el periodista y escritor Abel Hernández recreó en Historias de La Alcarama, y en posteriores títulos muy bien acogidos por los lectores, la vida en un pueblo ahora fantasma, Sarnago, en las Tierras Altas de Soria.