Thomas Spencer, neoyorquino, triunfa como publicista y asesor de imagen en los años ochenta. Spencer encarna la maldad sin matices. Es un sociópata egoísta sin ningún interés por los demás, ni siquiera por los más cercanos. El tipo de persona que remata con una patada a un pajarillo moribundo en la acera, que miente para hacer daño y traiciona a quien haga falta, por interés o por placer. Al final de su vida hace balance sobre qué clase de persona ha sido y de las oportunidades que tuvo de tomar otro rumbo. En el mundo del poder y la política, sus triunfos se deben a su inteligencia y a su falta de escrúpulos. Solo importa el resultado final. La relación con su familia se rompe, con secretos desvelados en el lecho de muerte de su madre. Mal…
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