En el Sínodo extraordinario sobre la Familia celebrado el pasado año, el tema más polémico fue la propuesta del cardenal Kasper sobre admitir a la comunión a los fieles divorciados y vueltos a casar, aunque solo en determinados casos y siempre tras un periodo penitencial. Permanecer en la verdad de Cristo, publicado en EE.UU. antes del Sínodo con vistas a ese debate, fue una importante réplica a esa propuesta. En este ensayo cinco cardenales y cuatro teólogos explican la doctrina sobre la indisolubilidad del matrimonio y fundamentan la praxis actual desde un punto de vista bíblico, teológico, jurídico y pastoral.
Los primeros capítulos de Permanecer en la verdad de Cristo, escritos por diversos expertos, recuerdan la base escriturística y patrística de la indisolubilidad. Como dato de verdad divina, no se trata de una mera norma eclesiástica y, por tanto, no se encuentra a disposición ni de la conciencia de los cónyuges, ni de la Iglesia. Asimismo, muestran cómo esta comprensión está presente en la tradición, pues aunque de hecho se dieron desviaciones, se condenaron precisamente por ser contrarias a la enseñanza revelada por Cristo.
Junto con estos temas, los textos de los cardenales resaltan el atractivo de la comprensión cristiana del matrimonio y en lugar de interpretar la relación de los esposos bajo el término de la obligación, restituyen la realidad sobrenatural del mismo. Especialmente interesante resulta, en concreto, la aportación del cardenal Müller, que analiza el magisterio de los últimos pontífices. Sostiene que el ambiente secularista ha hecho olvidar la naturaleza sacramental del vínculo y que este, como expresión de la voluntad de Dios, hace nacer una nueva realidad indisponible para los esposos.
La unión de los esposos es imagen de la unión entre Cristo y la Iglesia, de modo que la comunión de los fieles en situación irregular contradice de modo objetivo la verdad divina. En este sentido, la misericordia no puede dispensar del cumplimiento de la voluntad divina revelada. Para Müller, la apelación a la misericordia resulta claramente contradictoria, pues precisamente todo el orden sacramental es obra de la misericordia divina y sería ilógico vulnerarlo o violentarlo apelando a su principio constituyente.
Por su parte, el cardenal Caffarra aclara que en la enseñanza de la Iglesia el matrimonio constituye un don y que la gracia sacramental es una ayuda indispensable para el desarrollo y santificación de la vida familiar, a pesar de las dificultades. Para el cardenal De Paolis, las disposiciones sobre la participación sacramental no deben ser entendidas como discriminatorias, sino como expresión de la preocupación de la Iglesia por todos los fieles, y recuerda otros modos de participación en la eucaristía.
Por último, el texto del cardenal Burke se refiere al proceso canónico de nulidad y expone sus características como medios para garantizar la objetividad de las sentencias declarativas. A su juicio, cualquier propuesta que transforme el proceso en un procedimiento meramente administrativo o que rebaje sus exigencias jurídicas procesales podría abrir la puerta a abusos y confusiones.
El libro en general constituye una magnífica exposición sobre la familia y la vida matrimonial, cuya lectura podría servir para preparar la próxima sesión del Sínodo. Su acierto es restablecer el marco teológico en el que ha de tener lugar el debate y disipar los errores que la visión meramente contractual del matrimonio, demasiado secular e individualista, puede provocar en los fieles.