So Big es el apodo familiar de Dirk, el único hijo de Selina, una joven hija de un jugador profesional a la que conocemos en Chicago a principios del siglo XX.
Muerto su padre, se instala como profesora en High Prairie, un pueblecito a quince kilómetros de Chicago. Ahí se casará con Pervus y empezará su vida de granjera, algo muy alejado de su vocación de aventurera, de una educación paterna que la impulsaba a ver el mundo como un espectáculo. El truco, le decía su padre, “es actuar en él y contemplarlo al mismo tiempo”.
Selina, austera y trabajadora, conocerá la pasión por enseñar a otros y será capaz de sacrificar sus sueños al amor y a su hijo. En la novela no ocurren grandes cosas (los trabajos de la granja, las ventas en las ferias) y pronto el centro se desplaza hasta Dirk, al que seguiremos hasta los comienzos de su vida adulta.
El asunto de una mujer con cierta amplitud de planteamientos, incorporada de alguna manera al mundo laboral y con vocación creadora artística, podía ser novedoso en 1924, cuando se publicó la novela. Hoy no llama tanto la atención, pero eso no impide disfrutar de esta historia tranquila y agradable. Selina y Dirk no son personajes inolvidables, pero son de esas personas que nos alegra conocer.
La escritora y dramaturga norteamericana (1887-1968) obtuvo con esta novela el premio Pulitzer en 1925. Es autora de obras conocidas como Cimarrón o Gigante, siempre ambientadas en el Medio Oeste, que dieron lugar luego a populares adaptaciones al cine.