Lecciones de ética

Eunsa.

Pamplona (2013).

182 págs.

15 €.

Aunque estas Lecciones de ética no son una de las obras fundamentales de Leonardo Polo, recientemente fallecido (ver Aceprensa, 22-02-2013), resultan importantes porque permiten acceder de una manera fácil y didáctica a su forma de pensar y porque dan a conocer su modo, tan personal, de adentrarse en los grandes temas de la filosofía, repensándolos de nuevo desde dentro. Es sintomático de esto incluso el orden de la exposición, que no es el habitual en los tratados de ética: Polo prefiere centrarse en aquellos aspectos que en las obras más sistemáticas pasan desapercibidos, como la implicación de la inteligencia en la acción moral o la condición espacial de la praxis humana.

Leonardo Polo fue más un pensador teórico que práctico. Sin embargo, esto no fue un obstáculo para la enseñanza de la ética, asignatura que impartió de modo ocasional en la Universidad de Navarra; se revela, más bien, como una ventaja, sobre todo en un contexto en el que la filosofía suele decantarse, de forma simplista, por uno u otro extremo, obviando la referencia del otro. En esta obra la ética queda enriquecida gracias al prisma especulativo del autor, que le permite fundamentar mejor sus afirmaciones y hace posible comprender más profundamente los problemas de la acción humana.

Hay que destacar la combinación novedosa entre los planteamientos clásicos –con Aristóteles de fondo– y los contemporáneos. La naturaleza práctica del hombre, la diferencia entre el actuar y el hacer o entre medios y fines debe, en este sentido, mucho a la tradición. Lo mismo ocurre con el análisis de las virtudes. Pero en sus referencias a la relación entre el hombre y el mundo, en su insistencia en el habitar como forma distinta de pertenencia y en sus alusiones al proceso de desvelamiento de la verdad, se percibe su apropiación de la terminología y prisma del existencialismo.

El hombre aparece, desde el punto de vista ético, como un ser de posibilidades, posibilidades que se realizan a través de su acción. Resultan interesantes dos advertencias de Polo. De un lado, que de la misma manera que el hombre puede mejorar a través de las virtudes, puede también empeorar. De otro lado, que la naturaleza ética del hombre le sitúa en un horizonte vital que le compromete y en el que tiene que decidir, teniendo en cuenta que su decisión es falible y nunca exacta. Esto implica inseguridad y riesgo, pero también explica la riqueza y la belleza de la condición humana.

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