Con los claros acentos autobiográficos de todas las narraciones del autor, en Una puerta que nunca encontré se presentan cuatro temporadas de su juventud tituladas, cada una, con una fecha: octubre de 1931, de 1923, de 1926, y abril de 1928. En la primera, el narrador está con un anfitrión rico, acerca del que ironiza y a quien le cuenta su vida en el barrio armenio de Brooklyn. En la segunda se centra, sobre todo, en su regreso a su ciudad natal cuando su padre ha muerto hace ya un tiempo. En la tercera habla del tiempo que vivió en Inglaterra, el único de los relatos con acentos algo distintos y con momentos divertidos. La cuarta se corresponde con la época en la que vivió en una calle donde había un gran almacén al que llegaba y de donde…
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